Decía el delegado de Agricultura, Francisco Zurera, que la respuesta a la pregunta de agricultores y empresarios agrícolas sobre la apuesta por la concentración de la oferta, que «no hay que unirse para toda la vida». El asociacionismo productivo ha sido una de las consignas defendidas insistentemente desde la administración. Ahora, el Plan de Agroindustria andaluza destaca en uno de sus retos «la conveniencia de ganar dimensión mediante fórmulas de integración y cooperación». Algunos ejemplos excelentes tenemos en Palma del Río en torno a la producción citrícola que lucha por equilibrar su cadena de valor, sin olvidar el plano laboral que garantiza la paz social, el bolsillo de tantas familias que dependen de un fruto del cual no se discute que es «la mejor naranja del mundo».