Colegio San Rafael de Ciudad Jardín

El Colegio San Rafael de Ciudad Jardín ha marcado una diferencia inmensa en la vida de mi familia. Soy madre de dos niños autistas, el mayor con un 46% de discapacidad, TDA y altas capacidades. Este colegio, que sigue el Paradigma de la Neurodiversidad, ha sabido respetar los tiempos de aprendizaje de mis hijos y ha adaptado su enseñanza a sus necesidades específicas. Mi hijo mayor, que es semiverbal, pasó de no entender a sus profesores en los primeros cursos a sobresalir en redacciones gracias a un enfoque centrado en sus intereses, como los Pokémon, lo que también le despertó el gusto por las matemáticas.

Llegamos al colegio por recomendación, y no podríamos estar más agradecidos. San Rafael es un colegio pequeño, pero gigante en cuanto a competencias y valores. A diferencia de otros centros, aquí la palabra inclusión no es solo una promesa vacía. Su directora, Patricia Lunar, es un referente en el abordaje de la diversidad. El apoyo que hemos recibido de los profesores y todo el equipo educativo ha sido increíble. Cada uno de ellos, desde Pepe, Laura Cepas (ya jubilada), Carlos, Rafa, Esperanza y todos los demás, se han volcado en ayudar a mis hijos, no solo en lo académico, sino en el aspecto social y emocional.

Mi hijo ha pasado de no tener amigos a ser invitado a cumpleaños, y ha logrado sentirse parte de una comunidad, algo que muchos colegios con aulas, mal llamadas TEA, no logran. Como madre autista, ver que mis hijos han encontrado un lugar donde se les respeta por quienes son, sin forzarlos a cambiar, es algo que no tiene precio.

Sabemos que el próximo año, al entrar en el instituto, enfrentaremos nuevos desafíos, pero siempre recordaremos al Colegio San Rafael como un pionero en Córdoba, Andalucía e incluso España, en su manera de abordar la neurodiversidad. No tengo palabras suficientes para expresar mi gratitud.

Mónica Vallejo, mujer, autista y madre de autistas.