El Córdoba B «continúa con su profunda reforma de plantel», titulaba el diario Córdoba en una de sus recientes ediciones.

Sin duda, un equipo cuyo objetivo es proporcionar futbolistas al primer equipo, tiene que estar en constante innovación, que no en disipación.

Córdoba es sede de diecisiete campos de futbol de hierba artificial, número que se incrementa sustancialmente si añadimos los de la provincia.

Magníficas instalaciones que suplen a aquellos tediosos terrizos polvorientos del estío, cuando no barrizales en periodo fluvial.

Pre-Benjamines, Benjamines, Alevines, Infantiles, Cadetes, Juveniles, y una entelequia para los autóctonos, el Córdoba B.

Referenciando un paraje de una canción de Maná, Rayando el Sol: «Es más fácil llegar al sol que...», para un cordobés, al Córdoba B.

Los cordobeses del primer equipo, por número que no por calidad, son prácticamente testimoniales. Simplemente es el reflejo del equipo B, tres en cada plantilla. De 50, 6 jugadores, un 12%.

Córdoba tiene una cantera extraordinaria y así se ha demostrado cuando se ha dado oportunidad para ello: Reina, Carlos, Escalante, Luna Toledano, Verdugo, Salas, Varo, Urbano, Martínez, Manolín Cuesta, Pepín, Vinuesa, Lucas, Perico Campos, Berges, Luna Eslava, Ortega, López Colodrero, Luis Martínez, Toni, Mariano Mansilla, Valentín... etc, etc.

Estos momentos ilusionantes, de resurgir nuestro equipo, no nos deben eclipsar y perder la perspectiva del futuro, que pasa, irreversiblemente por una cantera integrada en su mayoría por cordobeses.