Si yo fuera del PSOE pensaría dar un buen premio al cesado gurú, de cuyo nombre no quiero acordarme. Sus repetidas declaraciones tras su despido muestran cuán necesario era echarlo, dado su carácter mezquino e incluso embustero, al desnudo en sus explicaciones de lo sucedido. Y, sobre todo, permiten esperar que sin él ese partido pueda hacerlo algo mejor.