Los responsables de la presentación de los fármacos tienen a veces muy poca vista comercial, o humanitaria, o ambos defectos. Así perjudican la salud de millones de personas. No se trata «solo» del contenido de los folletos de los medicamentos que, en sus partes esenciales, deberían tener un tamaño mayor; también en las mismas pastillas o similares, incluso cuando hay espacio, se indica su nombre con letra tan pequeña que resulta ilegible o lleva a confusiones a gran parte de la población, ya sea por su defectuosa visión, por la oscuridad del lugar o su semejanza con otro medicamento. ¿Tan difícil sería remediar esa importante pequeñez con más sentido común y la normal vigilancia de las autoridades sanitarias?