Todo el mundo recuerda lo que ocurrió hace 500 años menos yo. El presidente de México, López Obrador, es uno de ellos. Sufrió en sus propias carnes la caída del imperio azteca. Y denuncia que los colonizadores españoles fueron a saquear sus tierras, a llevarse el oro y a violar mujeres. Del canibalismo de los aztecas y de cómo sacrificaban cruelmente a sus enemigos no recuerda nada. ¡Qué cosas! Como lo dice tan enfadado, tendrá razón, digo yo. Pero eso sí, señor Obrador, reconozca que de no ser por el progreso que llevo a sus tierras Hernán Cortes, esa bravata la hubiera tenido que decir ataviado tan solo con un escueto taparrabos.