Las elecciones madrileñas del 4M han mostrado comportamientos impresentables. Iglesias se retira por su fracaso, lo cual es coherente, pero despreciando a los demás como trumpistas y fascistas. Podría haberlo hecho antes, ahorrando 8 años de crispación política. Su compañero Monedero llama idiotas a los obreros que no les han votado.Sobran los políticos frentistas erigidos como defensores del «pueblo» que, cuando este soberanamente decide otra cosa, lo insultan. En el «cinturón rojo», Ayuso ha arrasado y Vox sigue ganando votos después de que sus simpatizantes fuesen apedreados por aquellos «demócratas». Los votantes no son patrimonio de los partidos.