Ante la carta publicada el domingo día 11/04/2021, escribo esta carta para aclarar algunos aspectos:

En primer lugar, el servicio de poda es un servicio municipal y como tal es pagado con nuestros impuestos, aportando nuestro dinero como contribuyentes.

No obstante, hay ocasiones en que los servicios son de agradecer por la buena gestión y calidad de los mismos. Un profesional de la medicina que nos salva la vida, docentes que cambian el rumbo de nuestros hijos e hijas, un bombero que salva vidas…

No es el caso de las últimas podas efectuadas en Córdoba capital, donde se ha hecho de forma brutal, matando aves en pleno proceso de nidificación (tórtolas, mirlos y gorriones), ante la impotencia de sus padres, revoloteando desesperadamente ante los nidos caídos en el suelo, tal y como muestran fotos y vídeos de las plataformas vecinales.

Se ha dejado a los árboles recortados de forma considerable, dejando un simple tocón, parece un trabajo de leñador más que de un jardinero, permaneciendo poco más que el tronco, en un período de pleno crecimiento de ramas y hojas.

Por eso expreso mi malestar ante la forma en que se ha llevado a cabo todo esto, en plena primavera, lo único que pido es que se desplace el tiempo de poda a partir de octubre que es cuando hay que hacerlo, ya que las plantas no sufren tanto y ningún ave anida en esta época. También demando que se evite el corte excesivo que hace sufrir a la planta y se muestre más sensibilidad ante la vida. 

 Si el problema es que esto se hace cuando se liberan las partidas municipales, como suelen decir, se aplaza el pago, o se entrega por adelantado, pero el trabajo debe de hacerse de forma profesional, a partir del mes de octubre.

Una ciudad como Córdoba no se lo puede permitir, porque a esto le sumamos el inmenso calor que aquí hace en verano y que nuestro entorno no se transforme en una sartén llena de tocones putrefactos.

No olvidemos que cuando un árbol se cae en el silencio del bosque, solo lo escucha quien quiere escucharlo, no convirtamos nuestra ciudad en un sordo desierto.