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Opinión | El cuerpo en guerra

De cuando el pueblo salvó al pueblo

237 personas perdieron la vida hace un año en una de las mayores catástrofes que han golpeado a nuestro país: la dana. Un país cuya principal amenaza natural son las inundaciones y que lo van a seguir siendo en el futuro, cada vez más, ante lo extremo del clima. Los españoles, porque no solo fueron los valencianos, se movilizaron en todo el país para ayudar en la zona de la manera en que pudiese y demostraron que, independientemente de consideraciones ideológicas, son capaces de organizarse solos para luchar contra la tragedia. Da esperanza en la sociedad todo el trabajo colectivo incansable que se realizó aquellos días.

Y lo hizo solo. Porque las autoridades autonómicas, esas en quien depositaron su confianza, le fallaron estrepitosamente: les robaron sus familias, sus casas, sus bienes, sus recuerdos... Les destrozaron la vida. No se trata de hablar de qué ha pasado con las ayudas que supuestamente esas personas y las zonas afectadas iban a recibir (ese es otro escándalo en el que no me adentraré hoy), sino de cómo pudieron eludir sus responsabilidades quienes estaban al frente y salir indemnes de todo esto.

¿Con qué decencia osas asistir a un funeral de Estado en el que no eres bien recibido, señor Mazón? ¿Acaso necesitas más protagonismo? ¿No has tenido suficiente a lo largo de este último año en el que no han dejado de salir a la luz tus mentiras y el pueblo ha reclamado en múltiples ocasiones que quería tu dimisión? ¿Por qué ese afán de aferrarte al poder en lo que te queda de mandato, porque está claro que alguien a quien los ciudadanos tachan de «asesino» no va a volver a ganar en las urnas? De hecho, no se entiende cómo el líder de su partido no le ha obligado a dimitir, pero la decencia y asunción de responsabilidades no es algo que se estile en el PP.

Al menos, podemos decir que por fin hemos tenido un funeral laico, sin intervenciones políticas, en el que las únicas protagonistas eran las víctimas. Por eso Mazón debía haber respetado la voluntad de éstas ahora, ya que no fue capaz de hacer su trabajo debidamente hace un año como para que todo esto no sucediera.

Me pregunto, si somos capaces de organizarnos solos ante el horror y tan ejemplarmente, si el problema no es acaso la política o los políticos en la sociedad, especialmente en un momento en el que cada vez está más fracturada y polarizada la convivencia. Cómo podría articularse un gobierno del pueblo para el pueblo justo, digno, que dé la cara. Cómo en el siglo XXI no hemos dado aún con la fórmula adecuada.

*Escritora

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