Opinión | Punto y coma

Directo hacia el Hades

Tras hacer una pausa de apenas veinticuatro horas en la visualización de los partes informativos diarios y en la lectura de las fuentes de prensa escrita a las que solemos acudir, ayer por la noche, sentados frente a la televisión, sentimos que de nuevo se revolvían nuestras entrañas.

Quienes decían que una ‘imputación’ era incompatible con el hecho de continuar en un cargo público ahora afirman con insoportable desfachatez que es armonizable estar ‘procesado’ y permanecer impasible en el sillón del fiscal general del Estado. El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes -ahí es nada- posee unas tragaderas indescriptibles a la hora de escuchar las preguntas de los medios e idear con descarada elegancia las respuestas. Por su parte, dista mucho de ser refinado quien está de baja paternal para todo menos para interpretar en tiempo real en sus redes sociales cuanto cree conveniente sobre los insufribles ‘aprietos’ que envuelven al Gobierno. Bien es cierto, no obstante, que el ministro de Transportes al menos se pronuncia, lo cual no deja de ser meritorio, habida cuenta de que su jefe cumple más de una cuarentena sin ofrecer una rueda de prensa.

Cuando quien debe velar por la ‘Justicia’ y, por tanto, por nuestra seguridad vuela con total chulería, cual dios griego, sobre las leyes, los humildes mortales nos sentimos más desamparados que nunca. Ahora bien, cada minuto nuestro es mucho más valioso que el de ellos: por eso los habitantes del Olimpo envidiaban a los de abajo. Desde aquí, en efecto, podemos esperar que los tiempos mejoren. Desde allí arriba, sin embargo, solo cabe permanecer eternamente encadenado a una tediosa existencia, o, en el mejor de los casos, bajar directo hacia el Hades.

*Lingüista

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