Opinión | Miel, limón & vinagre
JAIME FERRÁN
Aitana no sabe fracasar

Aitana Ocaña
La industria de la música, como la energía, no se crea ni se destruye, solo se transforma. Los artistas ya no viven de vender sus CD ni sus vinilos. Ahora son las giras las que les permiten desarrollar su carrera. Pero esto a algunos, los más grandes, ya se les quedó pequeño. A finales de mayo, Aitana Ocaña Morales (25 años) presentó su último disco, Cuarto azul, en una listening party.
Este evento, importado de Estados Unidos, se supone que es un encuentro íntimo con los fans para mostrarles las nuevas canciones y explicarles el proceso de creación. Taylor Swift o Billie Eilish han hecho varios, gratuitos o por el precio de 1 euro para donarlo a alguna causa benéfica. Universal, la discográfica de la catalana, lo montó en el Movistar Arena de Madrid para unas 15.000 personas y por más de 16 euros. Las críticas por el afán recaudatorio y la perversión de un acontecimiento reservado para los más íntimos surtieron efecto y hace unos días celebraba en Casa Seat de Barcelona otra listening party en condiciones.
Hay que decir que son pocos los verdaderos fans descontentos con Aitana y su capacidad para facturar. Están como locos por verla, cantando o no. Cuando lo haga, su entrada valdrá mucho más que 16 euros. Es fácil de entender. La han visto crecer.
Entró en el Operación Triunfo de 2017 con tan solo 18 años. De hecho, tuvo que hacer el ‘casting’ en Valencia porque cuando este se celebró en Barcelona aún era menor de edad. Quedó segunda, por detrás de Amaia, el otro gran talento de la edición. Han pasado ocho años desde aquello y Aitana ya no es la niña inocente de voz dulce a la que parecía que había que llevar de la mano a todas partes. Hay quien temió que la convirtieran en un juguete roto. Hasta la hicieron sacar un libro con ilustraciones hechas por ella, ‘La tinta de mis ojos’. "Cuando me lo propusieron pensaba que era imposible sacar un libro porque aún cometo faltas de ortografía y no me sé explicar muy bien", reconoció. Lo vendió igual.
Como suele ocurrir en los casos en los que se vislumbra una estrella en OT, también sacó disco deprisa y corriendo. ‘Spoiler’ es un batiburrillo sin mucho sentido en el que cabía hasta el reguetón aunque, no obstante, no le fue nada mal porque Aitana es sinónimo de éxito. Tampoco acertó con ‘11 razones’, donde probó hasta con una especie de ‘soft punk’ extrañísimo. Se le puede perdonar porque salió en diciembre de 2020, una época del todo rara a la que no queremos volver. Sin embargo, lo petaba igualmente.
Con ‘Alpha’ se encontró a sí misma y la encontramos los demás. Por fin. En aquella gira los ‘capillitas’ de turno la pusieron a caldo porque incorporó coreografías demasiado sensuales para sus cabecitas del tardofranquismo. De nuevo, la clásica polémica por la mujer que ya no es una niña. Evidentemente, no dejó de vender ni una entrada para sus espectáculos.
En aquella época ella soportaba como podía las intromisiones en su vida privada. Se hizo viral un mensaje a la prensa del corazón, a la que imploró que no se la grabara más saliendo por el portal de su casa: "Está empezando a venir mucha gente a las tres, las cuatro de la madrugada, hombres... Yo estoy sola y, de verdad, lo paso muy mal. Tengo mucho miedo". Mucho cuajo tuvo una periodista que le respondió: "Para que no te persigan tendrás que confirmar" [si sale o no con quien le toque esa semana]. En fin.
Aitana seguía estando hasta en la sopa y España se le quedó pequeña. Durante el desfile de Versace en la Semana de la Moda de Milán de febrero de 2024, la actriz estadounidense Anne Hathaway le dijo ante las cámaras que era "la cosa más bonita" que había visto en su vida.
Convertida en un fenómeno mundial, Netflix se propuso sacar tajada y sacó el documental Metamorfosis. En él, descubrimos que uno de los jefes de Universal le exigió que cambiara a los productores con los que había trabajado en el disco anterior. "No te puedes estancar", era el mensaje. Y dieron en el clavo. El argentino Nico Cotton lleva la voz cantante de su último trabajo, Cuarto azul, que vuelve al pop más clásico y promete arrasar dentro y fuera de España. Es redondo.
Su promoción ante los medios de comunicación, además, la acompaña con un potente mensaje a favor de la salud mental, un problema que ha sufrido en sus propias carnes. "Me cuesta mucho mostraros lo triste que estoy porque siento que no merezco estar triste", contó en el programa de David Broncano. «Estoy en la disputa todo el tiempo de mostrarme feliz delante de todo el mundo, llegar a mi casa y no parar de llorar», confesó.
Me da la sensación de que, cuanto más frágil se muestra, más fuerte se vuelve.
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