Opinión | Entre líneas

Cosas y tierras raras

A ver cómo sale Córdoba de esta guerra comercial mundial que nos hemos encontrado. Por un lado, hace falta mucha información, que los productores y comercializadores del sector agroalimentario sepan muy bien lo que se le viene encima y encuentren otros mercados en donde también la información, la publicidad y la promoción serán claves. Por otra parte, hay cuestiones en las que es mejor pasar lo más desapercibido posible, como con los yacimientos de tierras raras y materias primas críticas. Que se lo digan a los de Groenlandia. Soy un defensor a ultranza de la libertad de expresión, pero estoy por pedir a este periódico que no haga ningún reportaje más sobre nuestra riqueza minera aún sin explotar y que esa documentación sea clasificada por el Gobierno como información sensible.

Recuerdo aquella vez en 1983 cuando EEUU invadió la isla de Granada. Por entonces, una cadena nacional norteamericana se equivocó e ilustró la noticia del desembarco con un mapa de la provincia vecina en lugar del islote caribeño. En general, en EEUU nunca han estado muy duchos en geografía mundial a nivel popular, con someras nociones sobre fronteras. Quizá por ello, en los pocos casos en los que los norteamericanos tienen claro un límite nacional tienden ahora a ponerle un muro. Porque, dando una vuelta de tuerca más a la ironía y volviendo al caso de Granada, ¿no serán ya demasiado atractivos los yacimientos de fluorita, antimonio y platinoides de nuestros vecinos nazaríes? ¿Y en Córdoba, con el Guadiato y Los Pedroches salpicados de barita, cobalto, fluorita, wolframio y tierras raras? La única ventaja que veo en el caso de Córdoba es que hay otras veinte ciudades que se llaman igual en el continente americano, y lo mismo se equivocan e invaden otro sitio. Que ya no me fío de que para la coronación canónica de la Virgen de Luna, prevista para diciembre de este año, la ermita sea tomada por paracaidistas norteamericanos para liberar al ermitaño de la ‘opresión’ de Villanueva de Córdoba y Pozoblanco y, de paso, hacerse con los filones mineros de Los Pedroches.

En todo caso, solo me queda desearle toda la salud del mundo al presidente de EEUU. Tengo entendido que el vicepresidente, James David Vance, que sucedería a Trump en caso de que algo malo le ocurriera, Dios no lo quiera, es aún más de armas tomar, ajustar ligaduras y apretar botones, botón nuclear incluido. Mucha salud, en serio.

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