Opinión | Tribuna abierta

Tierra de garbanzos

Siete Denominaciones de Origen Protegidas (DOPs) existen en nuestra provincia, el «Garbanzo de la Campiña de Córdoba» puede ser la octava. El suelo arcilloso, vertisol, acoge cerca de 4.000 hectáreas de blanco lechoso, castellano y pedrosillano. La DOP abarcará a 27 municipios.

El garbanzo es la semilla que se encuentra en la vaina de una leguminosa (Cicer arietinum), planta herbácea de unos 50 cm de altura, con significativas propiedades para la nutrición. Es rico en fibra, en minerales como calcio, fósforo, hierro, potasio, zinc y magnesio. Aporta cantidades significativas de ácido fólico y vitaminas B1 y B6. Las proteínas ocupan del 20 al 25 % de su peso, contiene gran cantidad de hidratos de carbono de absorción lenta, bajo contenido en grasas y presencia de ácidos grasos insaturados. Es alimento energético, con unas 305 calorías por 100 gramos. Sin olvidar la capacidad de la planta para la fijación del nitrógeno atmosférico en el suelo.

Su cultivo puede datar de hace 4.000 años a. C. en Turquía y Siria e incluso en Asia Occidental. Muy apreciado en Babilonia, Persia e India y aún allí es utilizado como remedio medicinal para enfermedades de la piel. En Egipto lo veneraban e incluso lo incluían en las tumbas de los faraones como acompañamiento para la eternidad. Los griegos, los romanos y los cartagineses lo consumían habitualmente y fueron estos últimos los que lo introdujeron en la península ibérica. En la Grecia Clásica se consumía el garbanzo incluso en los banquetes fúnebres. Carlomagno, en el siglo VIII, ordenó que todos los campesinos de su imperio deberían cultivar, al menos, una zona de garbanzo. Los conquistadores españoles lo llevaron y difundieron en el Nuevo Mundo.

En su De re rustica, el escritor agronómico romano− nacido en Gades− Columela lo cita en el siglo I y en el XII, el agrónomo y botánico Abu Zacaria o Al Awwan en su Libro de Agricultura. Don Benito Pérez Galdós -en sus novelas costumbristas− cita frecuentemente el puchero de garbanzo como alimento popular, y el mordaz Valle Inclán lo denominó en sus Luces de Bohemia, «Garbancero».

En nuestro refranero existen: «Ganarse los garbanzos», «En toda tierra de garbanzos» o «Cuenta garbanzos», para referirse a persona tacaña.

Aplicándose metafóricamente −aunque seamos laicos− la aseveración ritual «Todos los santos tienen octava», ojalá contemos con una nueva DOP en nuestra provincia.

*Delegado provincial del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Andalucía

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