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Opinión | Punto y coma

Ni siquiera ‘mojiganga’

En gramática, la ‘función’ se refiere al ‘papel’ como el de actor en una obra de teatro, que representa un elemento dentro de una unidad mayor. Frente a lo que pudiera parecer, la sintaxis encuentra un amargo parangón en la actualidad geopolítica internacional, pues, de modo semejante a las alianzas entre países, el ‘sintagma’ es una agrupación de palabras que desempeña una función en el marco de aquella unidad superior.

Los sintagmas contienen una palabra ‘principal’ o ‘núcleo’. Así, en ‘El peligroso presidente de Estados Unidos’, el sustantivo subrayado manda en su dominio e impone, por ejemplo, la concordancia al adjetivo que lo precede. Ahora bien, entre las funciones sintácticas que desempeñaría un sintagma nominal, como el del ejemplo, se encuentra la de complemento directo, que, cuando la gramática era valorada por quienes diseñaban los planes de estudios, preocupaba y ocupaba a bastantes alumnos de Secundaria. Dicha función suele estar representada por diferentes estructuras, como se observa en ‘Trump pisotea el mundo’, ‘Pisotea a Zelenski’, ‘Lo pisotea’, o ‘Cree que lo pisotea’. Por otro lado, en gramática, igual que en la vida, en ocasiones los distintos actores intercambian sus papeles.

Zelenski era un buen actor y como tal fue reconocido por el público. Cuando se colocó la máscara de dirigente de su país, resultó superar con creces también en ello a quien solo hiciera mediocres cameos. Trump ahora adopta el papel de protagonista del gran teatro del mundo y el resultado, además de ridículo, es peligroso. Y el aparato escénico de España, si tuviese relevancia, no serviría ni para ‘mojiganga’ de entreactos.

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