Opinión | Tribuna abierta

Protección y extorsión

La competencia entre protectores no suele tener un final feliz, más bien derivar en batallas sangrientas por el control del mercado

Ha sobrevivido. Aunque ya no es la misma. Las fotografías enmarcadas exponen rostros borrados durante estos tres últimos años. Nada es lo que era, aún menos los sueños. Al menos, aún tiene una casa, sabe que no todos pueden decir lo mismo. Tuvieron la mala suerte de encontrarse en medio de la diana. Justo en el punto de mira del jefe de una banda de gánsteres. Decidieron plantar batalla. Lógico. A nadie le gusta ser pisoteado por matones armados. Pero, ahora, exhausta, vestida de luto, asomada a la ventana, observa las llamas. Un edificio acaba de ser atacado por un misil balístico ruso. Dicen que el jefe de otra banda de gánsteres pretende zanjar el conflicto. Se pregunta qué será lo que ocurrirá ahora. Quizá derribarán la puerta de su casa con una patada y la saquearán entera. A ella ya no le quedarán fuerzas para detenerlos. Desvalijarán joyas, electrodomésticos, caprichos y botellas de vodka. Antes de que lleguen, sacará las fotografías de sus marcos, eso sí. Que arramblen con la quincalla, si quieren. Para ella, la memoria.

Trump y Putin se reunirán, así lo han anunciado. Aún no se sabe quiénes los acompañarán en la cita. Un día, el presidente americano dijo que Ucrania no estaba invitada. Al siguiente, que sí. Ya saben, «Siempre digo la verdad, incluso cuando miento», afirma Tony Montana, el mafioso hortera de ‘Scarface’. Por ahora, a la Unión Europea no se la espera en el cónclave. ¿Para qué vamos a invitar a esos cobardes lloricas, rácanos y pesados?, dicen los dos capos. Cuando no están con la matraca de los derechos humanos, atacan a nuestros amigos de la ultraderecha. Qué cargantes. Protección y extorsión son los dos pilares del poder criminal mafioso. Siguiendo el guion, Trump va sembrando su ejercicio de amenazas y prometiendo amparo a través de jugosos pagos. Llámense balnearios y ‘resorts’ de lujo en la franja de Gaza o la explotación de las tierras raras de Ucrania. Como todo capo que se precie, se está rodeando de fieles dispuestos a retorcer y saltarse las leyes para imponer sus designios. Frente a ellos, pocos alzan la voz. Por miedo o porque les faltan palabras para presentar alternativas. Por todo el mundo aparecen admiradores del gánster americano. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Probablemente, deberíamos mirar atrás y detener el calendario en 2008, cuando la Gran Recesión se saldó con la salvación de las élites, el descrédito de las instituciones y el sacrificio de los trabajadores. Ya se sabe, las mafias siempre ocupan los descuidos de los estados.

Trump y Putin se sentarán a negociar, ambos comparten miradas y modos de actuar. Esta calle para ti, esta otra para mí. Si llegan a un pacto sobre el futuro de Ucrania, será difícil que perdure. Rusia quería doblegar al país y no lo ha conseguido, pero Putin tiene paciencia, Trump parece carecer de ella. La competencia entre protectores no suele tener un final feliz, más bien derivar en batallas sangrientas por el control del mercado. El sufrimiento y el coraje de la mujer de luto y de los suyos no merecen esta traición.

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