Opinión | Salida de emergencia

El consuelo

Todo lo que hace Donald Trump, con el único propósito de hacer a América más grande, choca con el mundo que tendríamos que estar viviendo y que sin embargo anda en las antípodas por el afán de unos y otros de desterrar a los más desfavorecidos y aprovechar las debilidades de determinados países para construir ‘resorts’ o quedarse con los minerales que encierra su subsuelo y que es el oro de hoy y que representa el poder en el sentido más dictatorial y también más deshumanizado de la palabra. No son buenos tiempos para la lírica y mucho menos para la utopía y Europa, que está tan desapegada de sí misma y profundamente dividida entre aquellos que quieren ser los perritos falderos de Trump y esos otros países que pretenden plantarle cara en un duelo de difícil resolución, anda cada día más olvidada y por recordar no recuerda ni su pasado más inmediato ni la razón por la que se constituyó la Unión Europea que hoy en día es un barco que busca en alta mar respuestas que no ha sabido hallar en tierra firme.

No hay casi nada bueno en todo lo que estamos viendo y viviendo y casi lo único esperanzador es saber que Trump no podrá volver a ser presidente, pero el alcance de las cosas que lleguemos a ver en estos próximos cuatro años puede ser de tal calado que quizá ya nunca volvamos a ser quienes fuimos y luchas que tardaron décadas en conseguirse queden enterradas y ya no haya valientes que agiten esas banderas, hasta que algo inesperado y aterrador abra los ojos de un mundo que no sabe cómo defenderse de hombres que construyen su discurso con grandes frases tras las cuales solo hay una verdad: cuanto más pobre seas tú, más rico seré yo y con tu miseria abonaré mis campos y mi casa.

Hay días en que la única noticia es Trump y ese es otro mal síntoma porque informa sobre su poder y desinforma sobre las cosas que de verdad nos tendrían que estar moviendo en un mundo en el que, a pesar de los delirios de grandeza de tipos como Putin, Trump o Netanyahu, pasan cosas honrosas hechas por gente decente que sabe que el consuelo es una forma abreviada de la ternura y que sin ella solo alcanzaremos la ruina en palacios de cristal y oro, eso sí, pero rodeados de desiertos afectivos y con la mácula de pensar que hubo un instante en el que otro mundo fue posible. ¿Todavía lo es?

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