Opinión | No ni na
Esto con Zarrías no pasaba
Llámenme antiguo, carca o boomer, preferiblemente boomer, pero es que no entiendo lo del PSOE andaluz. Que es lo del PSOE en particular y lo de la política actual, así en general. Es verdad que tampoco entiendo la fiebre por el podcast, las novelas autorreferenciales, el baloncesto de hoy, el VAR, la crisis de las humanidades en la enseñanza reglada y por qué usamos la palabra sostenible cuando queremos decir barato. Y el odio al Bitter Kas, ya de paso. Tampoco lo entiendo.
O sea, que a golpe de mando a distancia -y mientras nos dicen que lo que molan son las primarias, ¿recuerdan?- se cargan a la vieja guardia, desmontan la Alcaldía de Sevilla, ponen a Juan Espadas (un absoluto desconocido fuera de su ciudad) y apelan a una especie de liderazgo institucional, un Manolo Chaves bis. Las cosas salen como se esperaba, ni más ni menos. Y la salida es cepillarse con el mismo mando a distancia a Espadas y hacerle anunciar su marcha. En la antigua Roma, se les ordenaba cortarse las venas. Algo, es verdad, se ha adelantado.
Los que antes defendían ardorosamente el perfil lacio de Juan Espadas, te dicen ahora que la que mola de verdad es María Jesús Montero. Es decir, arquetipo de mujer racial (hemos pasado del clon de Chaves al de Susana Díaz, en fin), populismo pero del bueno, idiolecto menestral (reconozcamos de una vez que su interpretación del habla andaluza es intransferible) y cero lazos en las bases, que no han dejado de verla como aquella joven que llegó del PCA. Resumiendo, una versión de Isabel Díaz Ayuso para revivificar al socialismo meridional.
Porque el PSOE andaluz tiene un problema muy serio y es que ya no está Zarrías, con en el que estas cosas no pasaban (vale, pasaban otras). Ni Gaspar, ya de paso, ni nadie capaz de establecer un pensamiento autónomo frente a las ideas que llegan de los aguerridos hijos de la caótica Federación Socialista Madrileña, como Pedro Sánchez, que son los que mandan ahora. El partido de los maestros de escuela, de los más listos del pueblo, el que vertebró la Andalucía que conocemos, es hoy un erial (apunten en el PP), producto de la cooptación por consanguinidad. Cuyos efectos son, en el largo plazo, devastadores.
El socialismo volverá al poder en Andalucía porque la vida tiene sus ciclos y ya no quedan cosas eternas. Pero me da en la nariz que depende de sí mismo que esto ocurra más pronto o más tarde. Y parece que ha escogido la segunda opción a fuerza de volantazos. Sarna con gusto, etcétera.
*Periodista
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