Opinión | Calma aparente
Frontera eludible
El primer día del año es un éxito si pasa desapercibido
El primer día del año es perfecto para sentirse desubicado, un blanco fácil. Para que el exceso de pensamiento no resultara pernicioso, salimos a pasear. Escapamos como pudimos de tantos propósitos y tantas expectativas. Ampliar el campo de visión, ver árboles e incluso cotorras argentinas, ayuda a dejarse de estupideces.
A medio camino, en una rotonda fronteriza, nos tomamos un café. Enfrente estaba la Torre del Agua, un balcón privilegiado con vistas a las Margaritas. Es un lugar en el que la marginalidad y el afán de distinción social se miran de reojo. Hace años, cuando la ciudad empezó a ensancharse a base de urbanizaciones con piscina, decían que el centro iba a cambiar de lugar. Todavía habrá alguno que lo piense, como si el centro fuese una mesita de noche, como si no pesase toneladas de subconscientes. Querer tenerlo todo en esta vida es un mal que se está incrementando con desmesura, una falta de modales imperdonable.
La camarera iba a coger una bandeja cuando, de pronto, se detuvo y trató de interceptar en vano una lágrima, que se le escurrió y cayó al suelo. En la terraza, una octogenaria con gafas de sol de espejo azul eléctrico tomaba el sol; dentro, un camarero secaba cubiertos con un paño y fingía no haber visto nada; un cojo entró en el local con las manos en los bolsillos. Allí no le importaba a nadie la inteligencia artificial. Nuestra capacidad para controlar nuestras vidas es limitada: podemos sentirnos acorralados en cualquier momento. Busqué las noticias del día. El primer cordobés del año se llamará Lucas; dos horas después de su nacimiento, un hombre murió en una reyerta en Puente Genil. Dejé los titulares y vi que la gente empezaba a cambiar la cafeína por el alcohol. Al salir, le deseé un buen año a la camarera, pero no tuvo energía suficiente como para enterarse.
De vuelta, dos gitanas con moño, pijama y bata fucsia a juego prestaban toda su atención a la pantalla de un cajero. El estanco de las flores se mantenía como resistencia frente al gris. La fuente de la estación de Renfe seguía vacía. La biblioteca Grupo Cántico, rodeada de verde, refulgía; pronto será su aniversario; bastaron veinte años para abrir sus puertas, para que la colonizasen estudiantes déspotas que arrinconan a los jubilados y chistan a los niños. El primer día del año es un éxito si pasa desapercibido. Es un buen día para cambiar las sábanas y regocijarse con el olor a suavizante. Es un buen día para reivindicar la rutina. Las promesas no le sientan bien a nadie. Los retos son un engorro aplazable.
- Primeras palabras de 'El Cordobés' sobre la separación de Virginia Trocolis: 'Ahora estoy con...
- Rechaza a una soltera de Córdoba en 'First Dates' y esta lo pone en su sitio: 'Necesita alguien como su madre
- Incendio en el Parque Figueroa: dos evacuados al hospital y un bloque desalojado por el humo
- Doscientos perros, cien gatos y una cabra enana
- El pueblo de Córdoba al que hicieron famoso los 'malos': la historia de los ladrones más populares
- El grito de auxilio de Ana María Aldón tras dejar la televisión: 'Me despierto a las cuatro de la mañana, estoy desesperada
- Las tres noticias más importantes de la mañana en Córdoba
- Comienza el mercado temático de Córdoba con 150 puestos y la mirada puesta en el cielo