Opinión | Caligrafía

Tardebuena

Dejo escrita esta columna para los antropólogos del futuro que se dediquen a reconstruir el tercer milenio. Puede que sólo dejáramos discos duros primitivos llenos de extraños códigos y que no quede ni una casa de las que amortizaron esforzadas hipotecas. Pero si en esos datos aparece la palabra 'Tardebuena', es importante que se sepa que en el principio fue la Nochebuena, que celebrábamos cada uno en su casa y Dios en la de todos -aleluya-; pero llegaron los sms y entonces se mandaban mensajillos de felicitación a los amigos, y todos empezaron a pensar que tal vez era mejor ver a los amigos antes. Las madres describían las calles en Nochebuena como llenas de borrachos y gente sin familia, y esto realmente ya no era verdad o era verdad y mentira a la vez, en lógica paraconsistente.

La Tardebuena tradicional consiste en ir a La Corredera sobre las 12, para acuchillarse por un sitio en el que tomarse algunas tapas. Tras las tapas se renuncia al sitio por el que se sangró y se va a otro sitio a estar de pie, en la misma plaza, y empieza el saludo a la media Córdoba que se conoce y el evitar a la otra media que no se querría conocer. Es sobre todo moverse lentamente, haciendo cola para avanzar medio metro en una hora. Se bebe salvajamente, pero son indistinguibles los borrachos de los festivos. Espontáneamente alguien propone ir a La Trappería, porque Emilio es la única persona sensata del día 24. Se produce entonces el milagro navideño, y alguien se acuerda de que el rey habla a las nueve y de que tiene padres.

Si es que los padres no estaban pidiendo la última antes de volver.

*Abogado

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