Curar la democracia

En estos días de noche de paz y noche de amor, las redes arden en el odio. Karla García Gascón es una artista española que ha triunfado al conseguir el premio a la mejor actriz en Cannes, el premio de cine europeo y una nominación a los Globos de oro. Un orgullo, pienso al escuchar sus logros. Su interpretación en ‘Emilia Pérez’ es magnífica, pero hay una masa hater que se dedica a insultarla porque es trans, el desprecio es tan grande que decido no seguir leyendo, me duele.

Después está la noticia de las campanadas, de la transfobia saltamos a la gordofobia y tiro porque me toca. Resulta que Lalachús está gorda y... ¿cómo es posible que una gorda presente las campanadas? Nunca nadie ha hablado de las características físicas de Chicote, pero todo el mundo critica las medidas de las presentadoras que deben de estar dentro de lo que considera la masa que es estar buena para comerse las uvas en público.

Lo mejor de estas dos mujeres es cómo a pesar de tanta basura triunfan, cómo a pesar del odio sonríen.

Lo que me preocupa es que este grupo de personas odiadoras tiene una raíz interesada en acabar con lo conseguido en la democracia. Son los mismos que repiten eso de «Perro Sánchez» y alientan que se le den palos al presidente que no es más que una metáfora de acabar con el Estado. Dijo Aristóteles que «la turbulencia de los demagogos derriba los gobiernos democráticos» pero yo prefiero felicitarles la Navidad con esta frase de Al Smith: «Todos los males de la democracia pueden curarse con más democracia».

*Periodista