Opinión | El cuerpo en guerra
Ya es algo
Hace un par de semanas no pude escribir la columna porque estaba con una de mis crisis de dolor de las que me borran y hacen que el tiempo no exista y, por tanto, tampoco yo. Semanas en blanco en las que el reloj sigue contando mientras yo me quedo atrás, agazapada en la cama o en el sofá con la manta eléctrica esperando que llegue un día en el que me encuentre mejor. Pero no llega. No pierdo la paciencia porque he tenido que aprender a ello, por muy frustrada que esté.
Yo quería escribir un artículo bonito sobre Navidad –aunque no crea mucho en ella– pero es una de esas semanas de no existir y estoy haciendo un esfuerzo tremendo para intentar distraer el ruido del dolor y ser capaz de alcanzar algunas palabras. Sin exigencias, sin pretensiones. Simplemente lo que alcance a poder decir mientras todo el cuerpo me pesa, el dolor reina y la cabeza no da más allá que para sobrevivir.
Este año decidí que no quería unas navidades convencionales pero no imaginaba esto, es decir, no existir. Son cosas que aprendí hace tiempo a aceptar e, incluso, a abrazar. Todo el cariño que dedique al dolor es amor que vuelve a mí transformado en paciencia y cuidados, que es exactamente cuanto necesito.
He decidido tomar la palabra pese al empeoramiento que suponga para que los que no estén pasando un buen momento se encuentren aquí y vean que no están solos, porque puede ser para muchos un castigo estar solos en navidad pero también una oportunidad de crecimiento, pese a tener las exigencias sociales en contra. Vale, no vas a tener las navidades que querías, puede que ni siquiera tengas con quien compartir estos momentos pero... ¿Y qué? Sólo respondes ante ti, así que cuídate como si te fuera la vida en ello, destierra los pensamientos de que no vales suficiente y sigue, aunque tengas un dolor terrible (del tipo que sea) sigue.
Intenta regalarte algún pequeño momento, que sea valioso para ti, una pequeña rejilla de luz. Y sigue. No toca claudicar. Aunque ahora parezca horrible, pasará, ya verás. Y si no tienes ánimo ni fuerzas para cumplir con los «compromisos navideños», que les den. Bastante tienes con sobrevivir a esto. Mírame a mí, intentando encontrar palabras de ánimo cuando no las tengo para mí, porque el cuerpo no tira, no tira. Quería intentar escribir algo medio coherente en lugar de decir que no puedo escribir esta semana tampoco. Este texto no es gran cosa, pero ya es algo, aunque ahora me tenga que ir directa a descansar a la cama.
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