Opinión | La cafetera de Aspasia
Retratos y reyes
Hace un par de semanas hubo cierto revuelo, con especial énfasis en redes sociales -¡cómo no!- en torno al díptico fotográfico que ha realizado la célebre creadora Annie Leibovitz captando al monarca Felipe VI y a la reina Letizia en el salón Gasparini del Palacio Real. Entonces vi todo tipo de memes, y leí todo tipo de consideraciones, tanto a favor como en contra, aunque la mayoría eran argumentos más vinculados al discurso republicano o monárquico que en torno a la obra.
Al margen del ruido de siempre, las fotografías son -en mi opinión- simplemente magníficas... incluso como imagen plástica. Seguramente será por deformación profesional, pero, cuando la fotografía se acerca estéticamente a la pintura puede adquirir cierta aura que no le es propio a esta técnica más moderna, ganando intensidad o dramatismo. Las piezas son un evidente homenaje a Goya y Velázquez, a todo el barroco español, a las atmósferas de palacio, a una reina que no necesita corona (ya ejerce para ello el chal rojo de Balenciaga) y al lenguaje histórico de nuestra tradición artística.
No es el primer retrato de matrimonio interesante que ha hecho la fotógrafa. En su impresionante currículum tiene un par de piezas, en este sentido, como las fotografías realizadas a la artista conceptual Yoko Ono y a su pareja John Lenon, en su propio apartamento, captadas en 1980. De la serie, destaca una en la que se ve desde un punto de vista cenital, como si la fotógrafa estuviera colgada del techo, a la pareja tumbada: ella con el pelo esparcido cual Medusa, él agarrado a ella en una posición casi fetal. Por cierto... horas antes de su asesinato.
No obstante, quizás, las fotografías de parejas más sobrecogedoras de Leibovitz son, precisamente, las que realizó a su propia compañera y amante, Susan Sontag en la última fase de su larga enfermedad. Son las imágenes de una relación, aunque la fotógrafa no esté visible en la fotografía, que muestran el vínculo de una relación en la enfermedad, de unos cuerpos que se despiden. De hecho, incluso la retrató fallecida en la funeraria. Sontag había sido una de las teóricas más interesantes en torno al acto fotográfico, a la riqueza de su discurso, a lo terrible del legado de la imagen como huella del dolor de otros, a cómo la fotografía nos sitúa en una posición radical como espectadores.
En una dinámica diaria, invadidos por imágenes fantasma que nos visitan en nuestras pantallas para nada y se esfuman, que consumimos como quien respira, mirar la obra de creadoras como Leibovitz supone una experiencia artística que devuelve a la fotografía algo de autenticidad... seas o no monárquico o republicano.
*Artista y profesora de la Universidad de Sevilla
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