Opinión | Artículos de broma

¿Y si el sentido es entretenerse?

José Mujica, que presidió Uruguay, se pregunta y responde por el sentido de la vida en una entrevista a Federico Rivas Molina y Gabriel Díaz Campanella. «Me dediqué a cambiar el mundo y no cambié un carajo, pero estuvo entretenido». El titular se acaba en «carajo»; se detiene en la percepción de Mujica del resultado de su vida de acción. Es periodismo (Mujica resume y el titular comprime), pero queda como excipiente algo sustancial: la importancia de estar entretenido.

Mujica prosigue: «Le di un sentido a mi vida. No tuve una vida al pedo, porque no gasté mi vida solo consumiendo. Gasté soñando, peleando, luchando». No acierto a separar si el sentido de la vida para Mujica fue entretenerse o soñar y luchar. A riesgo de equivocarme me acomodo a la idea de que el sentido de su vida fue entretenerse y los medios para ello, soñar y luchar.

Sabemos qué significa entretenerse: distraerse, detenerse y perder un poco el tiempo. La palabra es lo que parece: está formada por «entre» y por «tener». Lo inquietante empieza en su etimología: «entre» viene de «in» (dentro) y de «ter» (estar) y «tener» del latín «tenere» (dominar, retener). «Entre» establece un límite al verbo que le sigue. Si cuando entrevemos «vemos mal» cuando nos entretenemos «retenemos mal». Que el sentido de la vida sea entretenerse marca el límite del tiempo y de la acción entre nacer y morir, que no se puede retener. Nos entretenemos en la vida, un entreacto, el intermedio entre dos nadas.

Los humanos somos un animal narrativo que se preocupa por dar sentido a la vida. A muchos nos cuesta encontrarlo y de ahí que se diga -no solo en tono de desesperación- que «la vida no tiene sentido». A partir de Mujica quizá supiéramos cuál es el sentido de la vida de cada uno fijándonos en que nos entretiene. Los humanos tenemos muchas maneras de entretenernos y quizá la de cada persona sea el sentido de la vida, que sólo tiene una dirección.

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