Opinión | No ni ná

Sobre todo

La secretaria general del PSOE de Córdoba, Crespín coma Rafi, ha asegurado tras el congreso federal de Sevilla que hay motivos «sobrados» para confiar en su partido, «sobre todo entre la clase media y trabajadora», y «sobre todo entre los empleados públicos y los jóvenes». Para que no decaiga, ha declarado que, «sobre todo, hay que recuperar la fuerza de la democracia para confiar en las instituciones». Sic, sic, sic y sic erat scriptum.

Sobre todo es una locución formada por una preposición y un pronombre con usos adverbiales que viene a significar principalmente. Su uso desmedido implica una redacción un tanto desvalida o, en su defecto, una ausencia de definición de qué es principal y qué accesorio en las políticas socialistas en este momento histórico de fango y cosas con pringue.

Atendiendo a la manifestación de homonimia de la palabra sobre, que también es un sustantivo -Rafi, desde aquí te lo digo, con cariño-, yo en lo sucesivo evitaría su uso. El sobre preposicional es una traducción directa del super que heredamos del latín. Para que luego digan que no sirve de nada. El sobre nominal es la cubierta de papel que envuelve la carta, el mensaje o etcétera, explica la RAE. Y es aquí, en las posibilidades teóricas que ofrece el etcétera, donde casi mejor no mentarlo. Yo no he visto nunca quince mil euros juntos pero, según dicen por ahí, caben en un sobre.

Sale una de un congreso celebrando que le ha quitado la Q+ a LGTBIQ+, y no atiende a la primera regla básica de la comunicación política, la elección cuidadosa de las palabras. Lo que no se nombra, no existe, decía García Márquez, que proponía un mundo de cosas tan nuevas que, para referirse a ellas, había que señalarlas con el dedo. Y ahí es mi querido Lord Vader del agitprop, el cordobés Aleix Sanmartín, el que sabe. El consejo que daría, supongo, es que, en adelante, ni sobres, ni sobras, ni sobreros, ni sobrecogedores, ni sobrinos si me apuran.

Crespín, Rafi, ha presidido la comisión de igualdad del congreso federal, donde las señoras bien del PSOE han forzado una votación para expulsar a socialistas que hagan uso de servicios sexuales de lumis y chaperos, inventando el castigo para lo que en puridad no es delito. Carmen Calvo ha sido identificada como inductora de la rebelión contra el rollo queer. Rosa Aguilar, jefa del socialismo cristiano andaluz, ha sido incluida en el grupo de «militantes históricas», que complotaron contra la ponencia oficial. Aguilar, militante histórica y en la misma conspiración que Carmen Calvo. Sic otra vez.

Por qué me pierdo las mejores, por qué.

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