Opinión | Punto y coma

Números sin vergüenza

Se acerca el final de la primera evaluación y quienes han disfrutado de la vida, tomándose al pie de la letra el tópico literario ‘carpe diem’, se ven desbordados por lo que ellos consideran una injusta e implacable avalancha de exámenes. Es una pena, pero algunos alumnos no tienen vergüenza.

Pedimos disculpas a esos estudiantes, entregados a la causa, que en cada momento del curso consideran importantes las explicaciones de sus profesores. Ellos deberían recibir mucho más que palabras de reconocimiento. Sin embargo, quienes jamás conocieron la vergüenza son los que continuamente obligan a verter ríos de tinta. El alumno ‘uno’ ha estado ignorándonos deliberadamente durante largas semanas en clase de Lengua. Faltan veinticuatro horas para el examen y piensa que es una buena idea escribir un correo nocturno a su profesora, para preguntarle por algunos asuntos que, aclarados hasta la saciedad en el contexto de las explicaciones diarias, ponen de manifiesto la relación entre la poca vergüenza y aquella ignorancia deliberada. El alumno ‘dos’ jamás escucha a su profesor de Tecnología y su madre opina que es normal escribir ella misma al docente, para preguntarle incluso cuántas veces al día debe miccionar su hijo. El alumno ‘tres’ llega tarde a Inglés «porque estaba hablando con la de Francés», y ahora considera lícito presentar una queja formal, alegando que no tuvo tiempo suficiente para completar un examen que no rellenaría bien ni aun disponiendo de seis horas.

Así las cosas, deseamos que estos jóvenes maduren y no lleguen a convertirse en señores cuyos apodos sean peligrosos números que emborronen la Constitución. De nuevo, pedimos sinceras disculpas, pero es una realidad: algunos alumnos no tienen vergüenza.

TEMAS

Tracking Pixel Contents