Opinión | Hoy

Sociología del móvil

Mis profundas investigaciones se dirigen ahora a la relación entre el móvil y las eso de los perros. Ya saben: la eso es ese regalo que eso o esa o ese guarro de dueño delega en ese perro suyo esa guarrería de deposición en mitad de esa calle o esa acera. Es que últimamente vengo descubriendo por todos sitios nuevas esas, con nuevos aspectos. Será que han aparecido nuevos guarros con nuevos canes. ¿Y qué relación tienen con el móvil estos estudios? Pues verán. En mis profundas investigaciones vengo observando que se extienden de forma asquerosa las esos pisadas por viandantes, con la consiguiente extensión de la eso, bien restregada, durante veinte o treinta pasos más. Y perdónenme ser tan explícito: me obligan a ello mis estudios a cerca de los guarros bípedos. ¿Y por qué los que manejan el móvil pisan las esos de los perros? Según las conclusiones que he sacado de mis profundas investigaciones, este fenómeno sociológico se debe a que como van tan metidos en sus pantallas, pues no ven otra cosa más que su mundo de su pantalla. No ven al pobre, no ven el semáforo, no ven ni a sí mismos; sólo su lindo mundo de su pantalla. Y claro, ¡zas!, ¡la pisaste, macho! La realidad te ha sacado de golpe. O a lo mejor, con lo bien que vas en tu pantalla, ni te has dado cuenta. Conclusiones de mis sesudos estudios: ahora que tanto se lleva eso de trastocar e incluso asesinar la vida, se podría manipular genéticamente a los canes para que sólo les apeteciera hacer sus esas en el comedor de sus dueños. No sé... Es sólo una ocurrencia fruto más bien de mi desesperación y de mi asco, ya que quienes promulgan normas de salud, de convivencia y hasta de estética, no se ocupan de que se cumplan.

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