Asustadas, no comen o vomitan

Las personas con trastornos de conducta alimentarios (TCA) no eligieron tenerlos. No debemos culparlas, sino acompañarlas, con asesoramiento profesional. Y nunca pronunciar frases como «estás haciendo daño a los que te quieren», o «claro que puedes: solo tienes que comer» o «a mí también me gustaría perder peso tan rápido como tú; qué envidia me das».

Sabemos que los TCA están causados por una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales, y que van más allá de la comida. A menudo, permanecen ocultos. Algunas personas, exigentes consigo mismas, están continuamente a dieta, se centran en tomar una alimentación «muy sana» y se pasan horas en el gimnasio. Probablemente esconden un TCA no diagnosticado. Y es que los TCA afectan en mayor grado a las personas de sexo femenino; empiezan cuando son niñas, estallan en la adolescencia y se arrastran hasta la edad adulta.

A partir de los cuarenta años, los TCA pueden reaparecer. Porque ellas quieren seguir siendo competitivas en el trabajo -donde la delgadez se asocia a la juventud-, o volver al mercado de las relaciones después de un divorcio. Llegan la menopausia, los cambios hormonales y la propensión a aumentar de peso. Asustadas por su imagen corporal, empiezan o retoman una relación enfermiza con la comida. Las consecuencias en la salud pueden ser de extrema gravedad.

La discriminación laboral se mantiene más o menos abiertamente: «Buscamos mujeres de otro estilo. ¡Cómo te podemos contratar para vender ropa si no tenemos de tu talla!». No hay protocolos que las protejan jurídicamente.

Me gustaría ver más mujeres rellenitas felices, directivas y triunfadoras. Y presentadoras con curvas en televisión. Que las estilistas les sugieran prendas de ropa que las muestren atractivas, y que ellas actúen seguras.

Pero mientras permitamos que los medios, las redes, la publicidad o el cine aplaudan cuerpos tan delgados como imposibles, estaremos empujando a las mujeres de todas las edades a no comer o a vomitar.

*Periodista y psicóloga