Opinión | Economía con toque

El Informe Draghi

Mario Draghi fue presidente del Banco Central Europeo (BCE) en un momento económico bastante convulso. Suya es la famosa frase «whatever it takes». Esta declaración la realizó en 2012 e hizo referencia a que el BCE iba a adoptar todas las medidas que fuesen necesarias para que el euro y la eurozona no cayeran bajo los problemas económicos de aquel momento, entre los que destacaban el exceso de deuda pública de países como España o Grecia. La frase fue mágica y los inversores que habían salido huyendo de Europa, volvieron, así como volvieron a una senda algo más contenida los tipos de interés que se tenían que pagar por esta deuda pública. No obstante, este «whatever it takes», al final sí que ha sido un «takes» del poder adquisitivo de las familias por la elevada inflación derivada, en parte, de estas políticas del BCE. Pero ahora Mario Draghi ya no trabaja para la Unión Europea (UE), no tiene que hacer, decir o guardar la postura de los políticos allí presentes, volviendo a ser un economista. Pues bien, a este economista, Ursula von der Leyen le solicitó la elaboración de un informe donde se analizara la competitividad (o más bien falta de ella) de la UE, y así lo ha hecho. En septiembre, la Comisión Europea presentó su informe de algo más de 400 páginas y ¿qué dice en este informe?

El informe lo divide en dos partes. En la primera parte, se realiza un análisis de la situación actual de la UE en materia económica y de los mayores retos a los que se enfrenta. Así, se van enunciado problemas como la presión competitiva ejercida por China, los elevados precios de la energía, la interdependencia estratégica hacia China y Estados Unidos, o la reducción de la eficiencia en las políticas adoptadas por estar fragmentadas por países. Para enfrentarse a esto, establece la necesidad de una transformación de la industria europea principalmente en tres aspectos. Para Draghi lo primero es cerrar el gap tecnológico con otros países, no solo incentivando la innovación sino haciendo que las empresas innovadoras se queden, ya que un 30% de las que alcanzan mayores tamaños se van a países donde sus normativas son más flexibles (en la UE se aprobaron 8.500 regulaciones más que en Estados Unidos entre 2009 y 2014) y la financiación más fácil. Además, también destaca la necesidad de cerrar el gap en formación, recogiendo la dificultad de las empresas europeas para encontrar empleados tanto con elevadas habilidades en campos como la gestión empresarial o la tecnológica, como con habilidades bajas y medias en campos como la minería o la industria.

Lo segundo es reducir los precios de la energía y aprovechar las oportunidades de la descarbonización. Estos precios, de media, son un 30% más elevados que en Estados Unidos y la demanda de energía eléctrica en la UE se prevé aumentar en un 28% para el 2030, en parte por la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero planteada. Además, en el 2030, se pretende que al menos el 43% de la energía provenga de fuentes renovables y abolir el motor de combustión, lo que no se puede lograr sin la tecnología y producción china. Cuestión que actualmente entra en conflicto con el tercer aspecto, aumentar la seguridad reduciendo la dependencia de materias primas y energía de terceros países, siendo China el principal proveedor de materias primas necesarias para la descarbonización como el níquel, cobre, litio o cobalto.

La segunda parte del informe profundiza en el análisis realizado y ofrece recomendaciones en forma de medidas detalladas de política económica. De modo que, para Dragui, es posible solventar estos problemas, algo que sin duda es buena noticia. Todas estas muy necesarias medidas, como la reforma del mercado eléctrico europeo, pueden tener un coste de 800.000 millones de euros. En principio este coste no sería tan problemático al suponer un 5% del PIB europeo. El problema, desde mi punto de vista y que obviamente Draghi no ha tenido en cuenta, vendría dado porque muchos países, como España, serían incapaces de hacer un programa serio de inversiones siguiendo estas recomendaciones, para de verdad realizar inversiones productivas a largo plazo. Si nos estamos gastando los Fondos Next Generation en más pegos que otra cosa ¿quién dice que si nos dan más dinero lo vamos a hacer mejor?

*Profesora de Economía en la Universidad de Córdoba

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