Opinión | Sin fronteras

Las fiestas del Pilar en España

Un 12 de octubre de hace 532 años Rodrigo de Triana, vigía en La Pinta, divisaba las tierras de un Nuevo Continente. Desde 1987 ese día celebramos en España la Fiesta Nacional, si bien ya desde 1892, a raíz de la conmemoración del cuarto centenario del Descubrimiento de América, se celebraba el de la Hispanidad.

La festividad de la Virgen del Pilar es la celebración más importante del mes de octubre. En Murcia, por ejemplo, se festeja el Día del Caldero, en el que un gran número de familias cocinan un plato de arroz en la playa. En Ayora (Valencia) hay feria agrícola y en Cantalojas (Guadalajara) otra de ganado. Huelva celebra sus fiestas de la Hispanidad y Palos de la Frontera conmemora el Descubrimiento. Asturias tiene su certamen de quesos de los Picos de Europa. Galicia, en Carballo (La Coruña) convoca ese día un festival de la canción de Bergantiños; y también se festeja, con una romería en honor de San Brexio, en Fojanes de Abajo. Lecumberri (Navarra) celebra sus fiestas patronales y Villaconejos, en Madrid, la Fiesta de los Melones, con sus tradicionales festejos taurinos. La palma de las Fiestas del Pilar se la lleva, sin embargo, la Comunidad de Aragón, con numerosas celebraciones en la provincia de Zaragoza (no sólo en la capital, sino también en Fayón, Frescano, Maluenda, Monrela de Ariza y Piedrola), en la de Huesca (en Belber de Cinca, Cantalobos, Fraga, Puertolas, Sabiñánigo y Torla) y en la de Teruel (en Arcos de la Salina, Calanda, El Castellar, Cedrillas, La Iglesuela del Cid, Libros, Linares de Mora, Manzanera, Nogueruelas, Sarrión, Segura de los Baños y Villar del Cobo).

Estas fiestas mezclan historia, religión y cultura. La más significativa, declarada de Interés Turístico Nacional e Internacional, se celebra en Zaragoza. Cuenta la tradición que Santa María, para alentarle en su evangelización, se apareció sobre un pilar al Apóstol Santiago. A pesar de su fuerte arraigo, la fiesta no es muy antigua, pues se remonta a la centuria del Ochocientos. Entre los actos convocados para este año se encuentran una diana floreada, la salida de gigantes y cabezudos (con personajes presentes ya en celebraciones como la del Corpus de los siglos XVII y XVIII), el pregón, las mañanas de vaquillas con los recortadores, así como los festejos taurinos de la feria. Pero el acto central de la fiesta, el día 12, es la ofrenda a la Virgen de flores con las que se le teje un manto; el día 13 tiene lugar la ofrenda de frutos. Participan en ellas gentes ataviadas con sus trajes regionales procedentes de Aragón y de toda España. El Rosario de Cristal, al atardecer del mismo día 13, sale desde 1890 de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, con gentes que van vestidas de baturro y con atuendo regional y mantón para las mujeres, que acompañan a las carrozas. Fue ésta una iniciativa de la Real Compañía del Santísimo Rosario. Las farolas, que representan a los quince misterios, con su Padre Nuestro, Ave María y Letanías Lauretanas, son obra del arquitecto municipal Ricardo Magdalena. Desde el siglo XVIII el Rosario de la Aurora sale en cortejo en la madrugada del día 12 desde la Parroquia de San Pablo hasta la Basílica del Pilar, donde se dice más tarde la misa de pontifical. Entre el sábado 5 y el domingo 13 hay también teatro, circo y numerosas actividades en la ciudad. A orillas del Ebro, y con fuegos artificiales, se pone broche final a estas celebraciones de otoño.

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