Opinión | Entre líneas

Instantánea del turismo

Ninguna iniciativa que se tome para un nuevo modelo turístico servirá si no hay un cambio de mentalidad en nosotros mismos como turistas

En pleno debate sobre el modelo turístico, en el que la gallina puede terminar asfixiada en el gallinero cubierta por sus propios huevos de oro, posiblemente sean necesarias medidas concretas: la tasa turística, control de la oferta de alojamientos, apuesta por la calidad, cupos de visitantes... Sin embargo, ninguna de estas iniciativas servirá si no hay un cambio de mentalidad de nosotros mismos, que también somos turistas cuando salimos de Córdoba. Por ejemplo, con el asunto de las fotos.

Comprendo perfectamente que en algunos patios se haya prohibido tomar imágenes, y no porque retrasen la visita o alguno se despiste pendiente del móvil y termine tirando una maceta, sino porque ello obliga a fijarse más, a memorizar, a querer atesorar el recuerdo.

Estoy seguro que quienes han pasado por los patios recuerdan más vivamente los recintos en donde no se podían hacer fotos que aquellos en los que no dejaron de apretar el disparador, imágenes que, a fin de cuentas, estarán ya olvidadas en algún rincón de un disco duro que también acabará perdiéndose.

Ha habido días este año en los que pasar por la calle Torrijos habría sido imposible si uno tuviera que esperar escrupulosamente a que terminaran de hacerse fotos los visitantes, más pendientes de lo ‘mono’ que es el entorno que de conocer su historia, su espíritu, su gente... «Perdone, ¿qué río es éste?». Me preguntó un visitante hace poco haciendo una pausa en los compulsivos ‘selfies’ que se tomaba en el Puente Romano.

Y además, hablamos de unas fotos que ya se podrían hacer en casa con un programita de inteligencia artificial, en tiempo récord y sin gastar en desplazarnos y alojarnos. Pruebenlo. Escoja su imagen de ‘postureo’ preferida poniendo ‘morritos’, recorte la figura, elija como fondo veinte o treinta monumentos del mundo y... ¡Ya está! ¡La vuelta al mundo en 80 minutos sin levantar el culo de la silla!

Quizá, como una pequeña parte de ese cambio de mentalidad para un nuevo turismo, deberíamos pensar más en guardar experiencias y no tantas instantáneas, todo ello cuando se acerca el final de un verano que, sin duda, ha sido el más fotografiado y documentado de la historia. Otra cosa en que haya sido el más vivido.

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