Opinión | Tribuna abierta

¿Y si queremos vivir en el centro?

De verdad, dejen de decirnos cómo y dónde tenemos que vivir. Dejen de dar esa respuesta como solución a un asunto estructural

Este es un artículo ante el cúmulo de tertulias o situaciones donde, cuando sale el tema de la vivienda, la respuesta es: «No todos pueden vivir en la capital», «yo me fui a vivir a 30 kilómetros del centro sin problema», y frases del estilo.

De verdad, dejen de decirnos cómo y dónde tenemos que vivir. Dejen de dar esa respuesta como solución a un asunto estructural. Porque con ella pretenden minimizar un problema y, de paso, dejar en ridículo a quien lo reclama.

No nos digan dónde tenemos que vivir porque, para empezar, no todas las ciudades tienen la misma situación. No es igual una sin apenas turismo que lo que son Barcelona o Málaga, la que tiene más viviendas turísticas de España. Dediquen ese tiempo a hablar de la falta de vivienda pública o la especulación.

Estas declaraciones normalizan que tú, currante, no mereces vivir ahí. Pero la rabia es que responden sin tener en consideración la vida de la otra persona, dando a entender que es un capricho. Y no, a veces puede ser necesidad. Hay gente que necesita vivir cerca del centro porque sus padres viven ahí y debe cuidarlos, o a cualquier persona dependiente de la que se es responsable. Por una separación y no quieras que tu hijo pase por kilómetros de distancia entre papá y mamá. Porque seas una persona con problemas de salud y necesites disponer de un hospital o centro cerca.

Porque necesitas trabajar pero sin dormir en un párking. Porque no quieres echar dos horas para ir a trabajar porque resta tiempo para estudiar o cuidarte. Por no abrir el melón de las maltratadas que, una vez fuera del centro de acogida, se las ven y se las desean para encontrar algo decente en zonas donde no vivan sus maltratadores, en las que se sientan acompañadas, y sin el rechazo de propietarios que les niegan alquileres. La calidad y condiciones de vida dependen de donde se viva.

Dejen de decirnos dónde tenemos que vivir y hablen más de por qué no podemos vivir. Quizás asuman que no podemos porque hace tiempo que la vivienda dejó de ser un derecho vital para ser una ambición y negocio al alcance de pocos.

*Periodista

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