Opinión | PUNTO Y COMA

Retomando vuelo

Asolo 11 kilómetros de la Plaza de las Tendillas se encuentra el Aeropuerto de Córdoba. Este aeródromo español, clasificado como de ‘tercera categoría’, posee los códigos ODB y LEBA, de acuerdo con las nomenclaturas IATA y OACI, respectivamente. Este último es el código designado por la ‘Organización de Aviación Civil Internacional’ y es empleado principalmente por algunos profesionales del sector aeronáutico, como controladores y pilotos. El código IATA (‘International Air Transport Association’) de un aeropuerto, por su parte, es el más conocido por los pasajeros cotidianos, puesto que es el que aparece en los billetes de avión, tarjetas de embarque y etiquetas del equipaje, así como en las emocionantes pantallas de información. En efecto, el código ODB [‘Oscar’, ‘Delta’, ‘Bravo’] lució el pasado 6 de diciembre de 2023 en los documentos de los 179 pasajeros que, a bordo de un Airbus A320 de la compañía Czech Airlines, viajaron desde nuestra ciudad hasta Praga, escribiendo una línea más en la historia de la aviación cordobesa.

Repasemos, pues, de nuevo la historia. No han sido pocos los intentos de alzar el vuelo desde Córdoba, aunque no siempre de forma regular. Del año 875 data el primer planeo documentado por el cielo de la ciudad: esta hazaña es adjudicada a Abbás Ibn Firnás, protohumanista y científico andalusí, considerado precursor de la aeronáutica. Ahora bien, el primer vuelo registrado en cielo cordobés esperó hasta 1910, en este caso a cargo de un aviador apellidado Bernier. Ello sirvió de impulso para que, en los años 30, se crease un aeródromo desde el que se realizarían vuelos militares durante la Guerra Civil. En la década del 50, cuando Cruz Conde ostentaba la vara de alcalde, se comenzaron las obras del primer aeropuerto comercial de Córdoba. Así, el 5 de noviembre de 1958, un avión cuatrimotor ‘D.H. Heron’ de doce plazas de la compañía Aviaco (‘Aviación y Comercio’) realizó el primer vuelo con destino a Madrid. El avión inglés pronto sería sustituido por el americano ‘Douglas DC’, familia a la que pertenece la aeronave que luce desde 2011 en la orilla del Guadalquivir opuesta la Mezquita. La aerolínea, que posteriormente sería absorbida por Iberia, dejó de operar en el aeropuerto cordobés en 1967, para volver a despegar dos años después. A pesar de todo el esfuerzo asumido, en 1980 finalizaron los vuelos comerciales que partían de Córdoba.

Desde entonces, ha habido algunos intentos para volver a dar vida a nuestro aeropuerto: entre 1983 y 1985, la empresa Air Condal realizó vuelos a Madrid y a Palma de Mallorca; en 1995, se produjo una ampliación de la pista de aterrizaje, y, en 2008, la aerolínea Flysur enlazó durante un solo mes la ciudad califal con Bilbao, Barcelona y Vigo. Esta compañía tenía su sede en Córdoba y contaba con una humilde flota de dos aviones turbohélices ATR 42. Su comandante, Agustín Rey, también había dirigido el avión español que permaneció detenido en la República del Chad durante 15 días en el año 2007, involucrado en un caso de adopciones ilegales de menores. Afortunadamente, todo se aclaró de forma favorable para la tripulación española y espero que nuestro apreciado piloto haya tenido suerte en el resto de su periplo profesional.

Esa misma suerte que ahora le deseo al Aeropuerto de Córdoba en su nuevo intento de retomar los vuelos comerciales. Ya que no tuve la suerte de despegar desde mi ciudad en la etapa en que trabajé como tripulante de cabina de pasajeros, espero poder hacerlo muy pronto como ciudadana cordobesa orgullosa de una ciudad, esta sí, de primera.

** Lingüista

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