Opinión | ESCENARIO

Convivialidades

Me ha llegado un chiste, uno de esos que circulan por las redes y se convierten en virales, que probablemente les habrá llegado a ustedes también. Es ese que dice: «Como hay que ir adelantando trabajo para la Navidad, yo ya me he peleado con mis cuñados». Esto de partir peras con la familia, o sea, todo lo contrario a la paz y el amor que constituyen la base de las fiestas, aprovechando las comidas y reuniones navideñas, podría ser una leyenda urbana, pero algo de cierto debe haber a juzgar por las frecuentes referencias a la cuestión. Y cabe pensar que son consecuencia de las desinhibiciones producidas por las excesivas ingestas alcohólicas. Así que --primera recomendación-- mesura.

Lo cierto es que el hecho de alimentarse en común ha constituido siempre una costumbre fundamental en las tradiciones de todas las sociedades. La comida en común crea obligaciones y derechos mutuos. Las personas que comen juntas se protegen entre sí, respetan sus reglas y no traicionan la confianza que se depositan. En todas las sociedades, cada circunstancia de la vida, cada acontecimiento, es celebrado con una comida, que se desarrolla conforme a rituales que le son propios. Por estas fechas, casi todas las personas que conozco tienen la agenda repleta de celebraciones, que han venido a llamarse convivialidades, término de origen mexicano adoptado por el lenguaje de la sociología, que se deriva de ‘convivium’ --la importancia del latín-- que significa a la vez festín e invitado. Festines que comienzan en noviembre y acaban poco antes de la Nochebuena. Se reúnen --en días distintos, claro está-- los compañeros de trabajo; los antiguos compañeros del colegio; los amigos de toda la vida; los amigos nuevos, los de la peña, los de la tertulia... y muchas más categorías, entendiendo por categoría cada una de las divisiones que utilizamos para clasificar.

La convivialidad pone nombre a la satisfacción que experimentan varias personas al hallarse juntas y que se manifiesta especialmente con el placer de compartir la comida. Es precisamente la convivialidad lo que constituye el mayor atractivo de las reuniones de este tipo. Y será mayor la satisfacción, cuanta más haya sido la cordialidad y entrega en los preparativos. La convivialidad es una base importante de la gastronomía. De aquí a Navidad me quedan -que yo sepa- cuatro convivialidades, incluido mi santo. De mi santo, hablaremos la semana que viene.

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