Diario Córdoba

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Carolina González

el triángulo

Carolina González

Todo es España

Humillación. Rendición. Cobardía. Entrega de la soberanía nacional. Sometimiento de la justicia. Quebrantamiento de la separación de poderes. Pedro Sánchez, codicioso y mentiroso. Son algunas de las afirmaciones que el domingo gritaron los líderes del PP en calles y plazas de distintas capitales de provincia. Desde Madrid, Isabel Díaz Ayuso clamó por «devolver golpe por golpe» al PSOE las «cesiones» de su candidato a la presidencia por «encaminarnos hacia una dictadura»; Alberto Núñez Feijóo sumó una acusación más: tenerle miedo a las urnas y comprar su investidura. Eso desde los atriles de la manifestación convocada por el PP. A pie de calle, insultos hacia Sánchez, proclamas por la libertad y la unidad de España, y alguna que otra bandera preconstitucional, afortunadamente todo ello con un llamamiento a la mesura y sin incidentes.

La foto no ha podido quedarle mejor al PP. Muchísimos asistentes, liderazgo en la derecha y dominación del relato. Aunque Vox organizó una concentración posterior ante las sedes del PSOE, el foco ya lo había perdido, como cualquier opción de sobresalir en esta pugna política en la que el bipartidismo ha vuelto a imponerse. Ni la formación de Abascal ni la de Yolanda Díaz gozan ahora mismo de voz propia, son actores secundarios en los bloques formados hace unos años para gobernar ante la ausencia de mayorías absolutas. En este sentido, el PP aún podría obtener un rédito mayor después de las concentraciones del domingo: reunificar a la derecha y atraer a un centro enfadado con el giro de Sánchez hacia el independentismo. Solo podría hacerlo una mujer, loada por militantes del PP, de Vox e, incluso, por algunos abstencionistas nostálgicos de otros tiempos.

Más allá del interés electoralista de los organizadores y del derecho de muchos españoles a expresar su disconformidad hacia una ley de amnistía del PSOE criticable a todas luces, acusar a Sánchez de temerle a las urnas o de no representar a los españoles resultaría atrevido. Es el presidente que más elecciones ha mandado repetir y va a obtener el respaldo de 179 diputados, más de la mitad de los presentes, en el Congreso en este sistema parlamentario que tenemos desde que lo recogiera la Constitución en 1978. Por otro lado, anticipar las críticas a una ley que todavía no está redactada puede acabar siendo una osadía, ya que si luego no recoge algunos de los temores expresados a ver cómo matizas las acusaciones. No entendería, bajo ningún concepto, que aquellos que vaticinan el fin de España no rectificaran si el país continúa funcionando con la misma normalidad que hasta ahora.

*Periodista 

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