Diario Córdoba

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Miguel Donate Salcedo

CALIGRAFÍA

Miguel Donate Salcedo

Álbumes

Cris y yo llevamos años escribiendo un álbum de fotos anual, dedicado a viajes o aventuras, que luego imprimimos. Todos nos los editaba la misma imprenta, con la misma maquetación, y tenemos muchos tomos negros y delgados que nos sostienen la memoria. Porque la memoria, por intensa que sea su calidad, tiene sus caprichos y flaquezas y desórdenes. Llevamos años haciéndolos y los hacemos durante años, porque tenemos nuestro método. Cris selecciona las fotos y maqueta el álbum, y yo muestro más entusiasmo por unas que por otras y al final alguna cae y otra entra. Ella deja el álbum compuesto en la página web de la editorial, y yo luego, tal vez meses después o un año después, escribo algunos textos en los espacios que me ha dejado reservados Cris. Ella los revisa y añade sus comentarios, y esperamos alguna oferta para imprimirlos. Hacerlos tan tarde tiene la ventaja de que rememoras, y el problema de que el recuerdo de referencia se construye sobre la memoria y no sobre la vivencia directa, como hacen esas personas disciplinadas que en los viajes rellenan su cuadernito en las cafeterías, que parecen evocarles más que el escritorio de sus hoteles.

Tenemos algunas fotos memorables. Hay una, en un camino de cabras de Hervás, que puede que sea la mejor foto que he hecho en mi vida. El sol y los colores del campo hacían que la boca de Cris pareciera hecha de moras. En otras salimos helados, metidos en alguna poza, o robando peniques del ojo de la calavera de una lápida. Salimos abrazando nuestro coche después de perseguir el sol entre dos países, o comiendo pizza --porque era viernes y ya pueden estar sonando trompetas apocalípticas, que el viernes hay pizza-- en un glorioso restaurante italiano junto al río Ara, en Broto. Son fotos que sacan momentos buenos, pero no una vida distinta a la que vivimos normalmente. Tal vez tenemos la habilidad de retratar nuestros hábitos con evidencia, o por su peso cobran protagonismo aunque parecieran invisibles al tomar la fotografía. Cuando repaso los álbumes, o últimamente se los enseño a mis hijos, que empiezan conquistarlos por completo, me aterra, retroactivamente, que cualquier paso en falso pasado me hubiera hecho vivir otra vida, o al menos una vida con otros protagonistas. Creo también que resistimos, Cris y yo, muy dignamente en las fotos. Si algún lejano descendiente ve a sus tatarabuelos no se avergonzará demasiado.

Cris tenía tres años de álbumes pendientes de completarlos con algún texto e imprimirlos. No es que esto sea raro en nosotros. Pero sin darnos cuenta, la empresa ha sido adquirida por otra y sus servidores han quedado extinguidos sin solución. Todo ha desaparecido. Sí, podremos hacer otros. Sí, es una pena que se solucionará. Pero en trabajos hechos con mucho amor, o un especial cuidado, en trabajos hechos con sangre, siempre cuesta rehacer lo que ya existía y era hermoso. Recordar dos veces lo mismo no significa ser capaz de encontrar siempre, en la memoria, los mismos tesoros.

** Abogado

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