Escudriñando las revistas científicas acaba uno encontrando estudios curiosos que, incluso cuando son muy técnicos o alejados de la vida cotidiana, pueden informarnos y ayudarnos a mejorar nuestras vidas. Esta vez me tropecé con un trabajo cuyo título, traducido al español sin traicionar el original (traduttore, traditore), sería algo como ‘Aproximaciones al escándalo del mercado financiero de Bernie Madoff que identifican nuevas oportunidades para los investigadores del mercado empresarial’. El autor, Clive R. Boddy, es profesor de la Escuela de Gestión de la Universidad Anglia Ruskin, Inglaterra.
Para ser sinceros, yo no habría titulado así un artículo, ni siquiera un artículo científico. En ciencia no hay que impresionar, sino dejar que las observaciones se impongan solas. Pero el título debe exprimir lo mejor del contenido del artículo. Y ese títu-lo no lo hace. Cuando el artículo tiene su jugo, porque lo que viene a contar es que el famoso financiero americano, condenado a 150 años de cárcel por estafar 65.000 millo-nes de dólares a decenas de miles de personas, podría calificarse técnicamente como un psicópata de empresa.
La investigación examina diversos aspectos de la personalidad y la carrera de Madoff. Para explicar el contexto, el artículo define en primer lugar lo que es un psicó-pata y las particularidades del psicópata de empresa. Luego, se esbozan los indicadores de psicopatía que podrían ser utilizados y adaptados por las empresas de investigación de mercado para, aplicando una sencilla fórmula de cálculo, identificar la presencia de psicópatas en las empresas; lo que a su vez podrá ayudar al tomar la decisión de si invertir o no en una determinada empresa. Porque, y ahí está la mayor revelación del artículo, los casos de insolvencia, como el colapso de la compañía de inversión de Madoff, se caracterizan por la presencia de ejecutivos que, además de ser figuras destacadas en el mundo de las finanzas, también muestran claros rasgos de psicopatía.
Este análisis ofrece un conocimiento valioso sobre cómo el liderazgo de un psicópata puede afectar no solo al entorno humano y profesional de éste, sino a la economía y la sociedad a mayor escala, y arroja luz sobre el origen psicológico detrás de la avaricia, la toma de riesgos y las prácticas éticamente cuestionables que se aplican en los mercados financieros. Los hallazgos también respaldan la idea ampliamente aceptada de que los psicópatas pueden ocupar posiciones de alto nivel en el sector de servicios financieros. Además, este estudio refuerza la idea de que los psicópatas tienden a ocupar puestos relevantes de la sociedad en todos los ámbitos. No solo en el empresarial privado, sino en el académico (universidad incluida, por supuesto) y todos los niveles y ámbitos de la política y las instituciones, tanto públicas como privadas, con ánimo de lucro y sin ánimo de lucro.
Recordemos que el psicópata se caracteriza básicamente por ser narcisista y socialmente desconectado: encantador, arrogante, mentiroso, manipulador y egoísta. Y por supuesto también hay que considerar que el psicópata, salvo en su más baja expresión, puede pasar desapercibido, incluso confundirse con un líder o un héroe, incluso con el mesías.
Pero volvamos al hecho obvio de que los psicópatas ocupan el poder en todos los ámbitos. La gran pregunta es cómo lo consiguen y, en el caso de los políticos en una democracia, cómo dejamos nuestra representación en sus manos. Y la respuesta a esas preguntas es una obviedad. Todas las cualidades, digamos ilegítimas, del psicópata le ayudan a medrar. Además, algunas de ellas se confunden con ciertas cualidades perso-nales necesarias para el liderazgo: la seguridad en sí mismo, el arrojo, la valentía.
Y qué podemos hacer para luchar contra nuestro destino ante estos lobos con piel de cordero. Pues es sencillo: como ciudadanos libres, no debemos regalar el poder, sino fomentar un control eficaz de los políticos con el poder de la justicia y el poder de la información.
* Profesor de la UCO