Diario Córdoba

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Carolina González

el triángulo

Carolina González

Álvaro y los carroñeros

Han pasado varios días desde que se confirmara la muerte del joven Álvaro Prieto y sigo sin dar crédito a la cadena de despropósitos que se han producido. Es insoportable contar lo que ha ocurrido hasta para los que no le conocíamos.

La desaparición del futbolista del Córdoba CF ya levantó sospechas por las extrañas circunstancias en las que se dio. La vida, el comportamiento y la forma de ser del chaval de 18 años parecían incompatibles con una huida voluntaria. La familia y los amigos así lo explicaban antes de ver por televisión sus pies sobresaliendo entre dos vagones de tren. Había salido de fiesta la noche anterior en Sevilla y fue a coger un tren para regresar a casa. Después de quedarse sin batería en el móvil que le impidió enseñar su billete y subir al convoy, las cámaras de seguridad le captaron yéndose de la estación. La consiguiente búsqueda por parte de la policía no dio frutos, tampoco el rastreo de más cámaras de videovigilancia ni los testimonios de las personas que estuvieron con él horas antes. Hasta la mañana en que se le vio por televisión.

Un equipo de TVE estaba en la zona grabando unas imágenes para luego tapar (como decimos en televisión) el directo del redactor contando la última hora. En ese momento, el periodista anuncia que vamos a ver lo que parece parte del cuerpo de una persona vestida como Álvaro la noche que desapareció. En el plano aparecía un rótulo de "exclusiva". No fue una improvisación. Minutos después, TVE pidió disculpas y retiró el vídeo de redes sociales y de su página web.

Todos cometemos errores, lo que nos diferencia es cómo reaccionamos para neutralizarlos. La de TVE fue ejemplar. Todo lo contrario que la de los buitres que se aprovecharon de ese desatino para difundir los pies de Álvaro una y otra vez. Tampoco estuvieron muy acertados los contertulios que se recrearon en comentar la escena.

Esta secuencia de dramáticas equivocaciones debería tener consecuencias. No me refiero a las denuncias que la familia quiera interponer, que está en su derecho, sino a la responsabilidad de cada uno de los intervinientes en este suceso. Unos por defecto, otros por carroñeros. Podría ser otro punto de inflexión en la forma de abordar las noticias de sucesos, como ocurrió en los 90 con el asesinato de las niñas de Alcásser y el espectáculo mediático que se montó, salvando las distancias. También es relevante que cada vez que se produce un hecho trágico alguien aproveche para promover bulos xenófobos en contra de algún colectivo, casi siempre señalando a musulmanes o gitanos. Paremos, reflexionemos y no nos dejemos llevar por el clickbait y la audiencia.

* Periodista

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