Diario Córdoba

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Ramiro García Vila

Vilagarcía de Arousa: ¿La Fuengirola de Córdoba?

La pregunta con la que encabezamos esta publicación no parece exenta de justificación -a juicio del autor de la misma- según nos proponemos razonar.

En efecto, la ciudad de Córdoba goza de una reconocida -y privilegiada- situación, que no es otra que la de contar con una pluralidad de atractivos por mor de los cuales tenemos que atribuirle la condición de única.

Renunciamos a un relato de los dichos méritos. Y ello, por cuanto que el atributo de ciudad «única» no precisa ser probado: es de dominio público. Entre otros motivos, porque es la única ciudad del mundo que registra 4 inscripciones en la Lista del Patrimonio Mundial concedidas por la Unesco. A saber: la Mezquita-Catedral, el centro histórico, la Fiesta de Los Patios y Medina Azahara.

Pero el colosal patrimonio cultural y monumental que la urbe registra no impide la presencia -puntual- de condiciones ambientales de alerta roja mediante la cual los responsables de la misma nos advierten de la posibilidad de situaciones indeseables. Es en estos supuestos cuando podemos comprobar un menor deambular personal por las calles de la ciudad.

Resta por ver si ello es debido a las vacaciones del verano o si un menor deambular trae causa de las señales de alerta, en su caso.

Obviamente, desconocemos las causas justificativas de una menor presencia de los terrícolas cordobeses en el verano. Pero, por propia experiencia, podemos afirmar que no son pocos los cordobeses que disponen de una segunda vivienda en Trassierra u otros lugares con playa andaluza. Solo a título de ejemplo citamos una ciudad: Fuengirola.

Un garbeo por la dicha urbe nos resulta de imposibilidad metafísica sin topar con la agradable presencia -y hasta con la compañía- de algún que otro de nuestros vecinos, cordobeses ellos hasta la médula.

Pero, la Fuengirola de Córdoba no conjetura un supuesto excepcional. Lo comprobamos de la siguiente guisa: desde hace ya algunos años venimos observando que basta con un paseo por Vilagarcia de Arousa para comprobar que -además de un exquisito alvariño, un pulpo a feira, las almejas de Carril y otras exquisiteces gastronómicas propias de la zona- el dicho garbeo por la dicha urbe no puede efectuarse sin topar con la gratísima -y siempre deseable- presencia de turistas cordobeses que, además, cuentan con segunda vivienda por estos lares. En consecuencia, no resulta arriesgado concluir que la pregunta con la que encabezamos esta opinión nos permite aseverar que, en efecto, Vilagarcía de Arousa deviene, por méritos propios, en la Fuengirola de Córdoba.

** Criminólogo

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