Diario Córdoba

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Juan Niza.

entre líneas

Juan M. Niza *

Illo, illo, aquí no hay amarillo

Córdoba fue de los pioneros en España e incluso en el Sur de Europa en reciclaje

Ha habido este verano grandes soniquetes repetidos en todas las televisiones a todas horas. Pero para mí, el campeón ha sido el anuncio que se ha convertido en la ‘canción del verano’, dicen en Youtube, pese a ser una versión de hace 35 años. ‘Es muy sencillo: los envases del verano siempre van al amarillo’, con la música del grupo The Refrescos del ská clásico ‘Aquí no hay playa’.

Abro un paréntesis para decir que el vocalista, Bernardo Vázquez, fue compañero de clase de un servidor en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, un gallego muy inteligente que llegó a Madrid a sus 18 años desde Vigo y su famosa ‘movida’. Tan avispado que, que yo sepa, no ha ejercido de periodista. Y pese a que se ha tachado a The Refrescos de un ‘one-hit wonder’ (para entendernos, un ‘grupo de un solo éxito’) ya lleva 37 años de trayectoria con seis LP y sigue viviendo de la música. Lo que no pueden decir casi nadie de los compañeros de su promoción con el periodismo.

Pero a lo que vamos: la versión musical del anuncio ha sido tan pegadiza como debe ser toda canción del verano, es decir, con una letra totalmente inútil. Sobre todo para Córdoba. Porque aquí estamos acostumbrados desde hace tres décadas a ‘nuestros’ cuatro contenedores: vidrio, papel, residuos orgánicos e inorgánicos. Fuimos de los pioneros en España e incluso en el Sur de Europa en reciclaje, de los que primeros se concienciaron, de los que más invirtieron en maquinaria de selección de residuos, de los que más gastaron en personal y material... y ahora tenemos con nuestro sistema, además de producción de compost, por ejemplo, una tasa de separación de envases del 55% frente al 17% de la media nacional con sus ‘estupendos’ cinco contenedores. Lo peor es que hoy quieren que Córdoba modifique su organización de recogida de basura, lo que no solo le obligaría a empezar de cero, sino en muchos aspectos a retomar el reciclaje ‘bajo cero’. Maquinaria y sistemas de separación, organización, número de camiones, más rutas de recogidas, más personal que faltarían en otros servicios de Sadeco... Y sobre todo, hacerle cambiar los hábitos de tres décadas a toda una ciudad que ya tiene interiorizada una fórmula sencillísima y genial: papel y vidrio aparte, lo que se pudre va a un cubo y lo que no, a otro. Y punto. Que no me cuenten historias de playa.

Sadeco ha pedido al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico que haga honor a su nombre, transite ecológicamente y responda al reto de esta población, permitiendo que Córdoba siga con su actual sistema de residuos sólidos urbanos. A ver en qué acaba el asunto. ¿Se podría sacar también una moraleja de todo esto? Quizá. Sería posible decir que, una vez más, la realidad va por una parte mientras que, por otro lado, están los reglamentos más estrictos, la publicidad más buenista, un mundo ideal y algunos responsables de las administraciones.

Lo cierto es que la campaña publicitaria nacional de anuncios insistiendo en que los residuos de la playa (vaya, vaya) siempre van al amarillo, sobraba en Córdoba. Lógicamente, no nos iban a hacer un spot de televisión y radio para nosotros solos. Pero lo que sí se podrían haber ahorrado es la cartelería en paneles que se ha visto en la ciudad. Eso sí que ha sido tirar el dinero aquí. Aunque al tratarse de papel impreso en la Fábrica de Moneda y Timbre con tintas y plásticos especiales, no sé si con Córdoba el Ministerio ha optado por echar los billetes al contenedor de cartón, al de inertes o al otro. No me entero con su sistema.

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