Diario Córdoba

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Ricardo Rivera Pereira

campo y ciudad

Ricardo Rivera Pereira

La voluntad

«Se habla coloquialmente de la fuerza de voluntad, aunque en puridad de concepto habría que decir energía volitiva»

El ser humano, por el hecho de conocer que de él mismo sabe y haber aprendido que existe frente a todos los animales que le rodean, adquiere como tal la manifestación de la voluntad con su total, mayor y tumultuosa complejidad, así como con unas connotaciones extraordinarias, que la hace, al menos aparentemente, separarse de las que les conciernen al resto de los seres vivos, pues el espécimen humano se encuentra situado por sus singulares características, merced a la evolución biológica, en la cúspide de todo el trófico escalafón de las especies, y como consecuencia es la que tiene mayor y más sofisticado poder depredador, tanto como notoria capacidad dominante, siendo la más aguda e incisiva de todas las existentes. Se habla coloquialmente de la fuerza de voluntad, aunque en puridad de concepto habría que decir energía volitiva, pues la sola fuerza no genera la acción, no obstante aquella sea menester para iniciarla o provocarla, ya que toda trayectoria que recorre libremente un punto en el espacio necesita implícitamente de una dotación energética que lo impulse, que le estimule a salir del estado de reposo, aunque este sea relativo, que lo es, y que después sostenga y alimente ese su movimiento.

Pero la voluntad, que siempre es energía, también es una muestra conformada que sólo en ocasiones es capaz de erigirse por sí sola en un paradigma, en una referencia o en un modelo de la superación de la especie, en un fenómeno o hecho sorprendente y extraordinario que sólo la raza humana está dotada para percibirlo y conocerlo en su completa magnitud. En estos casos es cuando se dice de alguien que se ha hecho a sí mismo saliendo prácticamente de la nada, como en el mito del ave Fénix resucitando de sus propias cenizas.

Una referencia ésta que otros individuos estimulados por el ejemplo y comprobando que es factible la proeza tal vez la quieran emular, sea buscando el bien como deseando el mal, para él o para otros. Y se sabe de bastantes de estas ejemplares conductas, donde queda en evidencia tanto la voluntad de vivir como la voluntad de poder.

*Doctor Ingeniero Agrónomo. Licenciado en Derecho

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