Lo mejor de la asamblea del ‘Rubi’ ante sus palmeros (luego traidores) en la RFEF el viernes pasado fue ver cómo le subía el sueldo, en vivo y en directo, al entrenador del equipo femenino. Así, por la cara, porque él puede, sin controles ni acuerdos: vas a cobrar medio kilo porque lo digo yo, ¿pasa algo? No pude evitar que me recordara al «¡exprópiese!» de Hugo Chávez; así, en plan ‘padre padrone, mangoneone de tutta la pasta’ dando en la fiesta de cumpleaños de la ‘mamma’ prebendas y regalos por los favores recibidos. Antes, en el vestuario, ya les regaló a las chicas lo de Ibiza, celebrado con gritos y saltos. Otro caraculo con poder. ¿Y lo del beso? ¡Uf! Parece quedar documentado que fue consentido, y no sé si era inapropiado, nunca he vivido momentos deportivo-eufóricos. Como lo de echarse a otra al hombro, yo qué sé. Mayorcitos y maduros sí parecían todos. Lo de agarrarse el cerebro de la entrepierna, igual: ejercicios de retórica dado el personaje. ¿Para dimitir todo eso? Pues no sé, el tipo no es un desconocido, el ‘Rubi’ es un auténtico ‘venao’ que tenía que haber sido apartado mucho antes, pero por otros motivos que tenían que haberse investigado en tiempo y forma. Pero, ah, es sociata, y, al parecer, muy amigo del futuro (otra vez) presidente por accidente, y quien a buen árbol se arrima... Pero el beso, ¡ay, amigo mío, ahí la has ‘ciscao’, porque el beso en España lo lleva la hembra muy dentro del alma, y a ninguna le interesa besar por frivolidad, como decía la copla que cantaban Esperanza Roy y otras cupleteras de cuando entonces. En esta España de amaños, de bajada de los presidenciales pantalones ante Frankenstein, de mentiras trasmutadas en cambios de opinión, de pasta para los amiguetes y aquí paz y después gloria, nada importa de todo esto. Pero el beso, eso es otro cantar, aunque las redes muestren ejemplos iguales donde no pasó nada. Lo triste de este asunto es la víctima, Jenni Hermoso, presionada primero para disculpar al ‘venao’ (no accedió) y después por la corrección ‘woke’ (no le ha quedado más remedio que tragar). Triste que no se hable de esto. De la víctima y sus presiones. Lo verdaderamente grave.
*Escritor @ADiazVillasenor