Diario Córdoba

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Jose Manuel CuencaToribio

historia en el tiempo

José Manuel Cuenca Toribio

¿Colapso de España?

El que no exista peligro alguno de un parálisis de la nación no implica que no se pueda producir

En manera alguna. Pesarosa y un tanto negativamente influido por una literatura catastrófica cada día más extendida, el anciano cronista ha intitulado así el presente artículo.

Pero, afortunadamente, el hundimiento de nuestro entrañable país pertenece al universo de ciencia ficción hodierno muy prepotente en las esferas mediáticas e incluso hasta en algunas políticas. No. España y su ciudadanía cuentan con incontables reservas para superar crisis de convivencia y status económico-social por graves que aparezcan a sus alarmados protagonistas, como sucede infortunadamente cuando el tiempo estival trascurre deprisa para afrontar un otoño que por toda suerte de circunstancias internas y externas será en extremo severo y difícil.

Mas el que no exista peligro alguno de un parálisis de la nación no implica que no se pueda producir, en fechas más o menos próximas, un colapso de servicios sociales esenciales, como la Sanidad o el Transporte. Y la mirada más prudente debe recoger ‘a fortiori’ que algo de ello se materializa cada vez con mayor cuotidianidad en múltiples puntos de la geografía peninsular. V.gr., el admirable Cuerpo de Correos no atraviesa precisamente este verano su mejor hora, incluso en ciertos lugares de su excelencia, como, por ejemplo, el País Vasco y, de modo especial, las localidades de la famosa Ría del Nervión. En el Finisterre galaico acontece lo mismo, y en la muy recatada y poco propensa a la reivindicación por oficio de banderías ideológicas, Almería, no hallamos otro paisaje social. Los Servicios Sociales, no obstante los indudables afanes de la Administración estatal y la de las autonomías, dejan incesablemente al descubierto manquedades e insuficiencias que lastran pesadamente la andadura del pelotón de cabeza de la Unión Europea. Sin reparar ahora en las facetas económicas y laborales, no puede ocultarse que disfunciones trascendentes en el curso escolar de muy cercano inicio --de manera particular en el planteamiento y desarrollo de los grados primarios-- abocarían a toda la colectividad a una coyuntura de superación sumamente azarosa y arriesgada.

Con todo, sin voluntarismos gratuitos y estériles, nuestra vieja y sabia Patria no se detendrá en el próximo curso escolar y político en su marcha hacia un porvenir menos tensionado que el presente y arribará a horizontes más halagüeños. En su muy larga y fecunda Historia existen precedentes y en su trayectoria se insertarán las generaciones actuales.

*Catedrático

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