Diario Córdoba

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Miguel Aguilar

la vida por escrito

Miguel Aguilar

Acuérdate de olvidar

La ciencia nos muestra que la vida se desenvuelve en esa frontera entre la memoria y el olvido

Me olvidé de olvidar. Con este filosófico lamento termina la canción de India Martínez sobre los dramáticos efectos de un amor imposible no asimilado. El sentido común de la cultura más popular nos dice que vivir requiere ir pasando página, no quedarse enganchados a la memoria del pasado ni a la melancolía de un futuro no vivido e imposible de vivir.

Esa teoría de que olvidar es un mecanismo básico para seguir aprendiendo y vi-viendo acaba de ser comprobada por uno equipo de neurocientíficos del Trinity College de Dublin. Según estos investigadores del cerebro, el olvido puede ser una característica básica del cerebro. En esa dirección apuntan los primeros resultados de los experimentos diseñados para explorar la idea de que olvidar podría no ser algo malo producto de una memoria defectuosa. Ya el año pasado, estos neurocientíficos sugirieron que, en lugar de ser un defecto de los procesos memorísticos, el olvido puede ser una característica funcional del cerebro, lo que le permite interactuar dinámicamente con un entorno cambiante.

El mundo es un continuo cambio. La vida evoluciona constantemente y cada organismo se desarrolla y muestra cambios de comportamiento y respuestas adaptadas a todos esos cambios del entorno. Ante estos hechos observables, los investigadores pro-pusieron la hipótesis de que olvidar algunos recuerdos sería beneficioso, ya que esto puede conducir a un comportamiento más flexible y una mejora del proceso de toma de decisiones. Además, si los recuerdos se obtuvieron en circunstancias que no son del todo relevantes para muestra vida en el entorno actual, olvidarlos podría ser un cambio positivo que ayudaría a mejorar nuestro bienestar y en casos extremos nuestras posibilidades de supervivencia.

En sus experimentos, el equipo de neurocientíficos estudió en ratones una forma de olvido llamada interferencia retroactiva, donde diferentes experiencias cercanas en el tiempo pueden causar el olvido de recuerdos recién formados. En su estudio, se pidió a los ratones que asociaran un objeto específico con un contexto o hábito particular, y luego reconocieran que un objeto fue desplazado de su contexto original. Sin embargo, los ratones olvidan estas asociaciones cuando se introducen experiencias competitivas que interfieren con el primer recuerdo.

Para estudiar el resultado de esta forma de olvido de la memoria misma, los neurocientíficos etiquetaron genéticamente un engrama (un grupo de células cerebrales que almacenan una memoria específica) en los cerebros de estos ratones, y siguieron la activación y el funcionamiento de estas células después de que el olvido se hubiera producido. Básicamente, utilizando una técnica llamada optogenética, encontraron que estimulando con luz las células de engramas se recuperaban los recuerdos aparentemente perdidos en más de una situación de comportamiento. Además, cuando los ratones recibieron nuevas experiencias relacionadas con los recuerdos olvidados, los engramas perdidos pudieron reactivarse de forma natural. Esto significa que el olvido ocurre cuando las células de engramas no pueden ser reactivadas. Sin embargo, cada vez está más claro que los recuerdos mismos todavía están allí. Y que pueden recuperarse. En palabras del Dr. Ryan, uno de los investigadores responsables, «es como si los recuerdos estuvieran almacenados en una caja fuerte, pero no puedes recordar el código para abrirla». Y lo más interesante de este mecanismo es que un determinado estímulo del ambiente puede aportarnos el código para abrir la caja fuerte y recuperar esos recuerdos aparentemente perdidos.

Debido a que ahora sabemos que el olvido natural es reversible en ciertas circunstancias, este trabajo tiene implicaciones significativas para los estados de enferme-dad, como en las personas que viven con alzhéimer. Una vez más, la ciencia nos muestra que la vida se desenvuelve en esa frontera sutil y caóticamente dinámica entre la memoria y el olvido, entre la vida nueva que surge de la vieja y la muerte necesaria de parte de lo ya vivido.

* Profesor de la UCO

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