Diario Córdoba

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Marisol Salcedo

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Marisol Salcedo

Finales

Aprovecho las últimas luces del día para sacar de paseo a Kira y, de paso, tirar la basura. La cosa tiene su intríngulis, porque requiere ciertas habilidades y mucha práctica distribuir en dos manos la correa de la perra, las bolsas para recoger su caquita, la botella de agua jabonosa para regar su pipí, las dos bolsas de basura --orgánica e inerte-- y, a veces, la de los papeles, periódicos y cartones, que suele ser semanal. El bolso para las llaves, las gafas, los pañuelos, algún dinero y el DNI --mi padre me metió en la cabeza que no se puede salir a la calle sin dinero ni documentación, porque nunca se sabe lo que puede pasar-- también me estorban, aunque no lo lleve en las manos, sino en bandolera cruzada.

Me pregunto medio en broma si habrá un día mundial de los paseadores de perros, me da por consultarlo en Google y resulta que sí, que el 22 de febrero --a ver si me acuerdo cuando llegue para celebrarlo debidamente-- es el Día de Pasear a un Perro, para recordar la importancia que tienen los paseos diarios en el bienestar y la salud animal; del bienestar y la salud de los paseadores no se dice nada, aunque ya conocemos los beneficios de caminar.

La cuestión es que durante nuestro paseo solemos cruzarnos y saludarnos con los que pasean a otros perros. También, con los que vuelven de la playa a esta última hora de la tarde y vienen con las toallas al cuello o al hombro, cargados con las sombrillas, los sillones, los juguetes playeros y las neveras.

¡Qué bonitas son estas vintage, que están de moda ahora! Me recuerdan las películas americanas de los años 50. La autocaravana que llevo viendo aparcada desde hace un par de semanas, desde cuya ventana nos ladraba un minúsculo chiguagua --más minúsculo de lo normal-- ha desaparecido. ¿A quiénes ladrará a partir de hoy?

Casi todos los días, sentados en un banco, una chica y un chico, muy jóvenes, adolescentes diría yo, ríen o charlan animadamente. Ella tiene el pelo largo, negro como el azabache y los ojos azules; él tiene los ojos oscuros y el pelo castaño, corto y revuelto. Hoy no ríen, tienen las manos entrelazadas y el gesto serio y compungido. Despedidas. Lágrimas. Ruegos. Promesas.

Me viene a la memoria la canción del Dúo Dinámico: «El final del verano llegó y tú partirás. Y yo no sé hasta cuándo este amor recordarás». Según la estadística, la mayoría de los divorcios se producen después de las vacaciones. Finales.

*Escritora. Académica

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