Algún día había que hablar de los espetos y he pensado que podría ser hoy --uno como otro cualquiera-- porque acabo de ver una cola tremenda de gente esperando ante la puerta de un chiringuito, he preguntado el porqué a los últimos y me han dicho que aquí son más baratos. Tendré que venir en otra ocasión a ver en qué nivel está la calidad, aunque, todo hay que decirlo, no soy demasiado entusiasta de las sardinas; pero como mi familia sí, procuro estar informada y complacerla; y tengo que reconocer que de todas las formas de prepararlas, la que más me gusta es ésta: una barca de madera varada en la playa --vieja o nueva--, pintada y repintada con listas de colores que incluyen el blanco a modo de separación entre unos y otros. Todo el interior de la barca relleno de arena, cubriendo fondo y asientos hasta casi el borde. Unas brasas de leña sobre la arena. Y clavadas en ella, a contraviento, casi verticalmente, las medias cañas --de caña de azúcar-- con las sardinas ensartadas, a modo de brochetas. Es importante que el canalillo de la caña se oriente hacia la sardina.
Una forma de asar sardinas --también otros pescados y carnes-- muy antigua, característica de la costa malagueña y granadina. Los espetos o espetones gozan de tanto éxito y prestigio, tal vez porque cuando se preparan en el interior de las casas, su penetrante olor parece agarrarse a paredes, cortinas y muebles para garantizar su permanencia, mientras que en el campo --recordemos su buena avenencia con las migas-- y en la playa se diluye en el aire. Dicen los malagueños que la mejor época de las sardinas es la que va de la Virgen del Carmen (16 de julio) a la Virgen de la Victoria (8 de septiembre). Es cuando están más sabrosas, porque debido a la mayor temperatura del agua, el plancton del que se alimentan es más abundante.
Si quieren prepararlas en casa, les doy unas ideas para mitigar ese olor que tanto nos molesta: asarlas en el horno envueltas en papel de aluminio. Sin horno, se pueden asar en parrilla eléctrica que lleve debajo una bandeja con agua para evitar que la grasa que desprenden se queme. Se está poniendo de moda en las casas de esta costa poner en el jardín, junto a la barbacoa, una barca rellena de arena que reproduzca las condiciones playeras para el asado de las sardinas y eso está bien, pero comérselas en la playa, con la presencia del mar, no tiene comparación.