El pasado martes día 8 apareció en este diario el artículo de Manuel Chacón titulado ‘El bombardeo de Cabra o la historia total»’ sobre el cual me gustaría expresar algunas discrepancias sobre las afirmaciones contenidas en el mismo. En primer lugar, conviene tener claro que existe un consenso historiográfico acerca de que la guerra civil no se estaba fraguando desde tiempo atrás, ni tampoco fue algo irremediable, sabemos que fue la consecuencia de un golpe de estado contra un gobierno legítimo y que el fracaso del mismo derivó en un conflicto bélico que duraría tres años. La interpretación de Chacón sobre la guerra no hace sino apoyar las justificaciones que desde un principio dieron los golpistas y que en los últimos tiempos defienden los revisionistas desde posiciones de ultraderecha.
En segundo lugar, me sorprende que Manuel Chacón no distinga lo que es memoria histórica, memoria colectiva o memoria democrática de la memoria personal, que esta sí es subjetiva, pero la otra es objeto de investigación por parte de las ciencias sociales desde hace ya más de un siglo, o cuando menos desde que en 1925, Maurice Halbwachs publicase Los marcos sociales de la memoria o que en 1950 apareciese otra de sus obras: La memoria colectiva, esta ya póstuma, porque murió en un campo de exterminio nazi. Por no citar otros muchos autores actuales, como Pierre Nora o Paul Ricoeur, y en el caso de nuestro país a los lamentablemente desaparecidos Julio Aróstegui o Josefina Cuesta. A través de sus obras se puede comprender la diferencia entre historia y memoria, y desde luego es algo que está muy claro en la legislación citada en el artículo, tanto en la ley de 2007 como en la de 2022, y desde luego de esta última parece que no ha realizado una lectura completa, porque de su contenido no se deduce lo que él afirma.
En cuanto al bombardeo de Cabra, es cierto que Antonio Arrabal realizó una aportación relevante sobre lo acontecido en 1938, si bien ese autor debería revisar algunos datos como los contenidos al principio de su libro, cuando afirma que en Cabra no hubo ejecuciones, pues hoy conocemos un listado que demuestra lo contrario, al menos por lo que consta en el Registro Civil. En todo caso, sobre el citado bombardeo convendría que Chacón consultara diferentes investigaciones sobre el mismo, que aportan otras interpretaciones. Y en relación con el artefacto explosivo encontrado hace unos días, ignoro qué fuentes tiene para afirmar que se trataba de una bomba de fabricación soviética, hasta ahora (que yo sepa) no hay datos publicados acerca del objeto hallado, que por cierto en el lugar donde apareció no estaba, con exactitud, la plaza de abastos, y quizás habría que considerar la trayectoria seguida por los aviones ese día para determinar si lo encontrado podía ser o no una bomba arrojada por los mismos.
Y como hace una referencia personal referente a su abuelo, que resultó herido en el bombardeo, me permitiré también hacer una. Mi abuelo materno no tuvo tanta suerte, y por sus ideas republicanas fue ejecutado en el pueblo de El Rubio en agosto de 1936 por una columna de fascistas procedente de Sevilla. Hasta varios años después no se pudo hacer constar su fallecimiento en el Registro Civil de Cabra y solo hace muy poco sus nietos hemos sabido dónde estaba enterrado, como ya conté en estas páginas en una de mis colaboraciones. Las leyes y las políticas de memoria, las realizadas por varios gobiernos en nuestro país en los últimos años, no pretenden reabrir heridas, ni dividir, solo recuperar la memoria de hechos que la dictadura quiso silenciar. En Cabra las víctimas del bombardeo han sido recordadas siempre, las demás no.
*Historiador