Opinión | SIN FRONTERAS

La HOAC camina hacia su 14 asamblea

Se pretende que la organización sea más abierta y permeable de lo que a día de hoy ya es

Llega de nuevo agosto, este año cargado de tanto calor que, por momentos, hasta nuestras creencias parecen caer en un profundo letargo. No fue ese el caso de Guillermo Rovirosa y de algunos de sus compañeros, quienes en perpetua vigilia vivieron para enseñarnos que la fe no es algo ajeno a la vida, sino que se inserta en ella con la fuerza con la que lo hace ahora este justiciero sol de agosto. Y lo mismo que hicieron entonces aquellos pioneros «hoacistas», lo hacen hoy otros militantes de la Hermandad. Pese al calor, por ser hombres y mujeres de una fe tan recia como la de sus antecesores, entre los días 12 y 15 se verán de nuevo para celebrar su 14 Asamblea General bajo el lema ‘Iglesia en el mundo obrero, tendiendo puentes, derribando muros y tejiendo vínculos de fraternidad’. Renovarán así su fidelidad a Jesucristo, a la institución romana y al mundo obrero.

Como movimiento especializado de la Acción Católica, durante meses han analizado todos los retos que para la Iglesia presenta hoy el mundo obrero, paso indispensable para poder llevar a cabo su misión con la mayor eficacia. Han elaborado unos documentos que presentan ahora a la sombra del Acueducto de Segovia, fiel testimonio de la ingeniería romana, y dotado de tanta solidez como la de su propia fe en Cristo Jesús. Estos textos constituyen la guía que va a orientar su acción durante los próximos seis años. Seguro que su preparación les habrá ayudado a perfeccionar el fomento de la escucha por parte del Espíritu y el poder de llamar así a la conversión de cada día. Muchos de nosotros, desde fuera, consideramos este análisis «completo, adecuado, profundo y valiente», base indispensable para un debate fructífero; lo percibimos también como una llamada al cambio personal, que permitirá revitalizar una vez más el encuentro con la realidad obrera.

Durante los últimos meses, este movimiento católico ha combinado, en sabia mezcolanza, el magisterio y la mirada del Padre Bergoglio, la fidelidad al Evangelio y a los pobres, así como la propia trayectoria de la hermandad y de Guillermo Rovirosa, su principal impulsor en el tiempo. Con esta labor han alcanzado la raíz de su ser como militantes cristianos insertos en el mundo del trabajo, ámbito en el que, con demasiada frecuencia, se destruyen no pocas realidades e incluso la propia dignidad del obrero. Los textos que, en la ciudad castellana, se debatirán en los días próximos no solo recuperarán así el sentido de humanidad entre los trabajadores, sino que orientarán a estos igualmente en los modos en que mejor puedan trabajar para hacer hoy realidad la Buena Noticia del mensaje de Jesús de Nazaret. Se pretende, pues, que la organización sea todavía más abierta y permeable de lo que a día de hoy ya es; que se refuerce todavía más a fin de llevar a cabo «un compromiso más explícito, con una mirada feminista, ecológica y pendiente del problema del acceso a una vivienda digna». La militancia es muy consciente de su acompañamiento al mundo laboral. Para ello, pretenden dejar atrás sus prácticas más rutinarias, e incluso su mundo de confort, en el proceso de concretar su acción en las diócesis. En definitiva, con estas aportaciones elaboradas durante los últimos meses intentarán fomentar en la Iglesia un verdadero cambio de mentalidad que le permita abrirse aún más a la sociedad de nuestro tiempo y a sus problemas. Por ello propugnan la necesidad de que haya una conversión integral en la institución, capaz de poner en el centro de sus acciones a los más empobrecidos, con la idea de ser realmente la Iglesia de los pobres. Esta sería el mejor modo de ser coherentes con su vocación de servicio a la humanidad, haciéndose servidora de los desfavorecidos, como Jesús mismo lo fue, así como signo de comunión de la familia humana.

La realidad de nuestra sociedad y del mundo obrero, así como la respuesta que se les debe dar por parte de la Iglesia católica, convierte a la militancia de la HOAC en una llamada a la conversión personal y comunitaria, con el propósito de que nuestras vidas se enraícen en la compasión y en la misericordia, de modo que se hagan cargo así del dolor de las personas empobrecidas y del cuidado de la casa común. Se trata de hacerse eco de las palabras de Francisco en Fratelli Tutis: «En el mundo actual los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas. Vemos cómo impera una indiferencia cómoda, fría y globalizada». La HOAC se presenta como una organización eclesial encarnada en el mundo del trabajo; provista de una espiritualidad de acero; dotada de un espíritu de lucha indomable; y digna, por todo ello, de los mayores elogios. Como se afirma en su propio lema: «Ahora más que nunca».

* Catedrático

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