Diario Córdoba

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Juan Enrique Redondo Cantueso

¿Involución digital?

Hoy por hoy se hace imposible no pararse a pensar y no tomar partido por una u otra postura pedagógica ante la presencia de lo digital en nuestras vidas. Y cuando uso el adjetivo «pedagógica» no me refiero solo al ámbito escolar, sino a todos los espacios esenciales del ser humano y tomando dicho calificativo con el sentido de acompañamiento a la persona en su proceso vital. De hecho, esa es la etimología de la palabra pedagogo en griego, el que acompaña a otro marcándole el camino.

La era digital ha sido capaz de eliminar la presencia corpórea del otro en nuestras vidas y conformarnos simplemente con una presencia virtual a través de las redes. O lo que es lo mismo: hemos cambiado a la persona en cuerpo y alma, frente a frente, por una imagen, muchas veces de pose y ficticia, que no responde para nada a la realidad.

Renunciamos a un cálido abrazo, a su olor, a la palmada en la espalda, a la lágrima que busca un amigo o al poder de seducción de una mirada inesperada. Todo ello con tal de acelerar el proceso de comunicación y acumular fotografías sin sentido, ‘likes’ o ‘retuits’.

Parece que ha llegado el momento en el que se escuchan campanas de los efectos nocivos de una hiperexposición de niños a pantallas incluso antes del primer año de vida. La comunidad científica ya se mueve en esta línea, por fin se ha dado cuenta de que era una profunda aberración «aparcar» a un niño frente a una ‘tablet’ o un móvil para que mamá y papá pudieran cenar tranquilos en el restaurante de moda y terminar con la copa de rigor. Pero la política de pactos no siempre funciona. El «tú me dejas cenar y yo te dejo tu ‘tablet’ durante toda la noche» no es un acuerdo en igualdad de condiciones porque ambas partes difieren en edad, objetivos y responsabilidad. El uso del posesivo «tu» da más miedo aún.

Si la ciencia ya se ha pronunciado, la escuela se hará eco en breve. ¿Y ahora qué hacemos si hemos basado casi toda la innovación pedagógica en unos pocos centímetros cuadrados que embaucan tanto que anestesian frente a la realidad más real? ¿Habrá llegado la involución digital? Niños con dificultades en la lectoescritura, sin conectividad emocional, con retraso en la adquisición del lenguaje oral, faltos de empatía y, en muchas ocasiones, hipersexualizados o inmersos en contextos digitales de violencia y acoso. La tecnología en manos de niños y adolescentes sin un acompañamiento y un control mínimo es un torpedo en la línea de flotación de una educación integral, generadora de mentes sanas y espacios de diálogo y paz. Definitivamente necesitamos más pantallas de papel.

** Profesor

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