Opinión | el triángulo
La noche que nadie esperaba
Las victorias pueden ser amargas y las derrotas, dulces. Lo comprobaron el domingo en Génova y Ferraz. A Feijóo ganar las elecciones no le va a permitir, en principio, llegar a la presidencia del Gobierno. Los 47 nuevos diputados que le convierten en la fuerza mayoritaria del Congreso, con 136 escaños, no son suficientes para catapultarle a la Moncloa. Ni siquiera apoyándose en Vox, que ha perdido 19 diputados respecto a 2019 y ese resultado frustra cualquier expectativa de un gobierno PP-Vox. No disponen de más socios a la vista, salvo sorpresa mayúscula de última hora. Sin embargo, a Sánchez la calculadora le arde en las manos. Mejora sus últimos resultados, gana dos diputados, pero el tándem PSOE-Sumar tampoco le da la fuerza suficiente para reeditar un gobierno progresista. Podría encontrar auxilio en PNV, ERC, BNG y Bildu, pero necesitaría un gesto de Junts para continuar en la Moncloa. A pesar del varapalo a los partidos independentistas en Cataluña y el triunfo incontestable de los socialistas en esa comunidad, se antoja complicada una acción colaborativa del partido de Puigdemont. Vascos y catalanes siguen siendo determinantes en la gobernabilidad de España.
Por ello, los escenarios más probables parecen ser la reedición de un gobierno PSOE-Sumar, gracias al apoyo de formaciones nacionalistas, o el bloqueo de partidos minoritarios y la consiguiente repetición electoral. Llegar a los 176 diputados en el Congreso va a ser una auténtica batalla campal.
Parece evidente que se acabaron las mayorías absolutas, se consolidan los gobiernos de coalición y la política de bloques, y se ratifica la dualidad del voto según el tipo de elecciones a celebrar. También se constata la capacidad de Pedro Sánchez para remontar situaciones adversas extremas. No pocos le animaban a ir haciendo las maletas porque el viento soplaba a favor de la derecha, pero otra vez, y ya van muchas, se rebela contra los elementos y los aplasta. Desafía la lógica política y gana. Se propone un objetivo y lo consigue. ¿Qué le habrá ayudado esta vez: Zapatero desatado, venirse arriba en la campaña, acercarse al electorado más joven, tocar suelo o presumir de logros sociales? Por el otro lado, ¿los pactos municipales y autonómicos PP-Vox, los traspiés de Feijóo o el endurecimiento del discurso de Vox sobre el colectivo LGTBI, la política hidráulica o la violencia de género? En lo que sí existe consenso es en que la noche del domingo fue muy distinta a la que todos esperaban. Unos para mal, otros para bien. La decepción es más profunda cuanto más altas eran las expectativas. La alegría es más grande cuanto más inesperada era. Ahora toca especular, negociar y esperar. Lo de siempre.
*Periodista
Suscríbete para seguir leyendo
- Primeras palabras de 'El Cordobés' sobre la separación de Virginia Trocolis: 'Ahora estoy con...
- Kiko Rivera confirma su nueva paternidad y aclara cuándo será el nacimiento: 'La mejor
- Doscientos perros, cien gatos y una cabra enana
- Incendio en el Parque Figueroa: dos evacuados al hospital y un bloque desalojado por el humo
- La borrasca Éowyn barrerá Córdoba este fin de semana: estos son los municipios donde más lloverá
- La unidad militar de élite que nació en un pueblo de Córdoba
- El pueblo de Córdoba al que hicieron famoso los 'malos': la historia de los ladrones más populares
- Vueling ofrecerá a partir de septiembre dos vuelos semanales a Barcelona desde el aeropuerto de Córdoba