Opinión | HOY

Estos seniors

Estos seniors de la política, expertos en bañarse y guardar la ropa, pícaros en ponerle una vela a Dios y otra al diablo, en donde dije digo, digo Diego, en estar en misa y repicando, en arrimar el ascua a su sardina, en colocarse siempre al sol que más calienta, en ver los toros desde la barrera, en pescar en río revuelto, en criar cuervos para que nos saquen los ojos, en a quien buen árbol se arrima buena sombra le cobija, en si quieres saber quién es fulanillo, dale un carguillo, en nunca pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió, estos andan ahora revueltos tras las elecciones, a ver cómo se colocan por si hay un cambio, para seguir medrando. Estos artistas de estar en todas partes, de medrar en todos los tiempos, que crecieron durante la dictadura, aguardaron agazapados durante la transición, asomaron dubitativos tras el golpe del 23F y por fin se asentaron como republicanos cuando se sintieron seguros, andan ahora preocupados por lo que insinúan las últimas elecciones. Yo no sé cómo se las apañan que se lo van cargando todo y siempre salen triunfantes, alabados, valorados, homenajeados y elevados a iconos de la honradez y los valores políticos y humanos. Y un pueblo que siempre olvida y siempre habla de oídas, porque siempre necesita del rebaño y del redil, de los zurriagazos y silbidos de estos, erigidos siempre como los gañanes de la grey. Estos juegan a todos los palos, a hablar como de izquierdas y vivir como derechas, a ser republicanos y vivir de la monarquía, a hacerse como que pasaban por aquí, a hacernos creer que la cosa contra la que ahora confabulan viene de estos días, pensando que ya nadie se acuerda de la pantomima de democracia que montaron. Ahora ponen cara de sorpresa, con aspavientos de escandalizarse, con ojos de no haber roto nunca un plato, como si los que mandan hubiesen venido por generación espontánea, como si hubiesen surgido de la nada o hubiesen aparecido repentinamente de no sé qué planeta. Estos, que nunca cumplieron la máxima de aquel autor de ‘La colmena’: «En este valle de lágrimas faltan dos cosas: salud para rebelarse y decencia para mantener la rebelión». Por supuesto, quien escribió tan enardecido estas palabras y medró gracias a ellas, por supuesto tampoco las cumplió.

*Escritor

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